miércoles, abril 30, 2025
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Joy Joy, el proyecto que busca visibilizar el VIH

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Joy: alegría en inglés, círculo en tsotsil, compañero en tseltal. Joy Joy es un proyecto que busca la visibilización, educación y acceso a tratamientos del VIH.

 

Tuvimos la oportunidad de platicar con Miriam García, cofundadora de Joy Joy, un proyecto que busca visibilizar el VIH, empezando por ayudar a las zonas más vulnerables de Chiapas.

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Así empezó Joy Joy

¿Cuántos de nosotrxs no hemos tenido grandes ideas durante alguna reunión o charla entre amigos? Bueno, pues precisamente así fue como este proyecto inició.

Con la diferencia de que Miriam García (internacionalista con especialidad en innovación social) y Jesús Girón (médico especialista en VIH) no quitaron el dedo del renglón y tomaron acción.

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Jesús, Miriam e Itzel conforman el núcleo de Joy Joy. / Foto: Cortesía de Joy Joy

Y no cabe duda de que no pudieron haber elegido un mejor nombre para su proyecto de servicio comunitario, pues desde un principio supieron que querían abordar el tema del VIH de una manera diferente: no desde la victimización, sino desde la alegría y una perspectiva holística.

México tiene una epidemia de VIH concentrada

Existen poblaciones que son clave en la respuesta ante esta epidemia. Tal es el caso de Los Altos en Chiapas, que es una de las zonas más afectadas por el VIH a nivel nacional, incluso, hay familias enteras que viven con el virus.

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Las personas con VIH y sida sufren distintos tipos de discriminación, pues aún existe un gran estigma que rodea a este virus. El principal motivo de la exclusión social es la desinformación.

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Muchos pueblos de origen son afectados por el VIH en todo México. / Foto: Cortesía de Joy Joy

Y si, al igual que yo, te estás preguntando cómo es que estos pueblos de origen se convirtieron en una de las principales zonas afectadas de México, aquí va la respuesta:

«Los hombres migraban a cualquier parte del país, regresaban a casa, habiendo contraído VIH y tenían relaciones sexuales con sus esposas». 

-Miriam García

Y las razones por las que los hombres y mujeres de estas comunidades que migran contraen el VIH varía, pero la prostitución y hombres que han tenido experiencias sexuales con otros hombres son algunas de las razones más comunes.

Y, por supuesto que la homosexualidad sigue siendo todo un tabú para la mayoría de ellxs. Además, el mismo sector salud es uno de los principales discriminadores hacia las personas con VIH, o por lo menos, lo es en Chiapas.

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La transmisión vertical del VIH es mucho más común de lo que creemos. / Foto: Cortesía de Joy Joy

De hecho, la transmisión vertical (de madre a hijx) es mucho más común de lo que creemos y esa es una de las principales razones por las que hay tantas personas con VIH en estas comunidades.

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Un futuro digno para todxs

Lo que Joy Joy ha intentado lograr es difundir información veraz, científica y objetiva con respecto al VIH. Pero no solo eso, porque una de sus principales misiones es «abrazar un futuro digno para todxs».

Asimismo, es muy bajo el porcentaje de personas con VIH que están dispuestas a continuar con el tratamiento y una de las principales barreras es la limitación económica.

De hecho, un gran porcentaje de las personas con VIH en estas comunidades desconocen su estado serológico.

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Los Altos en Chiapas es una de las zonas más afectadas por el VIH en México. / Foto: Cortesía de Joy Joy

Joy Joy contempla los gastos directos de transporte, comida y hospedaje de lxs involucradxs para acceder a un tratamiento digno, garantizando su derecho a la salud.

Este proyecto no solo busca informar y ayudar a las personas más vulnerables con VIH, sino que, desde su trinchera, también luchan por desestigmatizar las (falsas) creencias que hay con respecto a este virus.

Y que nunca se nos olvide que el derecho no es algo que alguien nos da, sino algo que nos pertenece y nadie nos puede quitar.

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Joy Joy también lucha por desestigmatizar las falsas creencias con respecto al VIH. / Foto: Cortesía de Joy Joy

Una visión holística ante el VIH

Miriam asegura que el tratar de informar y ayudar a estas comunidades vulnerables no ha sido precisamente una tarea fácil, pues, además de que muchxs ni siquiera hablan español.

«Se tiene una mentalidad muy estructurada en la que se cree que el VIH es algo malo, incurable, monstruoso…»

-Miriam García

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Joy Joy busca informar y ayudar a las personas más vulnerables con VIH. / Foto: Cortesía de Joy Joy

Una persona puede vivir toda su vida con VIH siguiendo el tratamiento adecuado e incluso puede tener una mejor calidad de vida que alguien que vive con diabetes, por poner un ejemplo.

Joy Joy se compromete a cubrir los gastos para lograr que las mujeres y niñxs (en su mayoría) tengan acceso al tratamiento adecuado, acompañándoles para asegurar que no haya ninguna violación de derechos humanos e incluso si necesitan apoyo de traducción.

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Ella es Nat, nutrióloga y epidemióloga que también forma parte del equipo de Joy Joy. / Foto: Cortesía de Joy Joy

A cambio de esto, Joy Joy le pide a estas mujeres que se comprometan con algún taller para conocer más del VIH de manera holística, independencia económica o cualquier actividad de su preferencia.

«Una de las grandes dificultades que encontramos es el mindset, pensar que así tienes o te tocó vivir…»

-Miriam García

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Jesús, cofundador del proyecto es médico especialista en VIH. / Foto: Cortesía de Joy Joy

Esta es una de las razones por las que Joy Joy intenta crear un ‘círculo holístico’ para abordar el VIH, porque «¿Cómo puedes tomar una decisión si no tienes opciones para hacerlo?».

Finalmente, esta sería la misión principal de este proyecto…

«Brindar herramientas para que la situación de vulnerabilidad en la que viven se convierta en oportunidades».

-Miriam García

Y si de algo podemos estar segurxs, es que lo último que México necesita es más discriminación y es gracias a personas como Miriam y Jesús que el mundo puede cambiar… un paso a la vez.

Por el momento, Joy Joy hace su labor en la zona de Los Altos, pero esperamos que este gran proyecto pueda replicarse en muchas más partes de la República Mexicana.

Y ¿cómo podemos ser parte de Joy Joy? Visitando su página, acercándonos, informándonos y preguntando de qué manera podemos sumar a esta gran causa.

Gobierno propone nueva estrategia contra VIH

¿Ya conocías a Joy Joy, el proyecto que busca darle más visibilidad y apoyo a las personas con VIH?

 

 

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“Voug”: 1497 (México)

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El cuento “Voug” es uno de los finalistas del Concurso de cuentos LGBTQ+ en tiempos de pandemia por coronavirus, convocado por Homosensual. ¡Léelo aquí!

Habían sido pocas las ocasiones en que me había interesado por la vida de mi hijo desde que nos confesó eso. En realidad no sabía cómo abordar el tema, por eso mismo prefería evitar las conversaciones que se acercaran mínimamente a aquello de lo que yo mismo huía.

Confieso que me escudaba diciendo que no tenía tiempo, pero con la crisis sanitaria y todo el mundo en cuarentena, ahora lo que más me sobraba era eso, tiempo, mucho tiempo. 

Descubrí que L, mi hijo, tenía una rutina bastante ordinaria. Nada de agendas gay buscando erradicar la heterosexualidad en todo el mundo o algo que tuviera que ver con ‘convertir’ a la mayor parte de la población en homosexuales. Creo que mi imaginación había volado demasiado inventando esas fantasías y especulando sobre sectas inexistentes y maquiavélicas. 

Cada día, L, a modo de ejercitarse a causa de no poder salir de casa, se encerraba por un tiempo en su habitación. Colocaba música en las pequeñas bocinas que le había regalado por su cumpleaños y bailaba usando tacones. Lo de los tacones lo supe porque escuchaba cómo repiqueteaban en el suelo mientras las canciones sonaban. El ritmo de esa música era pegajosa, y con el paso de los días comencé a preguntarme en qué consistiría ese baile que practicaba con tanto empeño toda la semana. 

Así que, una noche, durante la cena, me armé de valor y le pregunté acerca de esa rutina que practicaba. Como no tenía ni la más mínima idea de cómo decírselo, hice la pregunta directamente. Mi esposa se quedó atónita, resguardando su bocado entre los labios. Supongo que no esperaba que yo me interesara así por la vida de nuestro hijo.

L, por otro lado, se quedó estático y en silencio, y después de unos segundos que parecieron no encontrar fin, dijo una palabra: ‘voug’*. Rebusqué ese término por toda mi mente, pero no encontré relacionarlo con nada, así que solo me quedó preguntar qué era. 

L se levantó de la mesa al escuchar esa segunda pregunta. Por un instante pensé que se había enojado por lo que había dicho o que simplemente no quería contarme, pero al cabo de unos instantes, lo vi regresar con su celular en la mano. 

Me miró sonriente. Mi esposa finalmente pasó el bocado y L me dijo que esperara un momento, que la mejor manera de explicar en qué consistía el baile, era enseñándome algunos vídeos. 

Al principio se me hizo algo raro. Pero conforme escuchaba el ánimo con que L me contaba acerca de los orígenes del baile y el modo de usarlo para exteriorizar y expresar lo que se lleva en el interior, comprendí que me había estado cerrando a un mundo que me negaba a explorar para conocer mejor a mi hijo. Después de algunos vídeos, lo dije sin pensarlo mucho. Le pedí que me enseñará ese baile. De nuevo hubo un silencio, pero L aceptó gustoso. A partir del día siguiente comenzamos a practicar en la sala de la casa. 

Al comienzo parecía un baile sencillo. Comencé aprendiendo rutinas de manos. Mis muñecas y mis dedos descubrieron movimientos y posiciones que jamás imaginé que podían hacer. Con el paso de los días, los movimientos se volvían más complicados, hicimos catwalk, duckwalk, hasta llegar a los movimientos en el suelo y algunas caídas coreografiadas que parecían algo peligrosas para mis desgatadas rodillas de señor, así que decidí quedarme con los paso básicos. 

Admito que quedé impresionado con el modo en que mi hijo bailaba usando los 
tacones.
Descubrí que más que un baile, era una disciplina total que exigía dar lo mejor en cada paso, y me sentí orgulloso por la dedicación que L le ponía al realizar ‘voug‘. La cuarentena sigue, y seguimos practicando todos los días. He mejorado bastante en comparación con mis primeras veces, pero nunca podré igualar a mi hijo.

L me ha contado sobre una especie de encuentros entre practicantes de ‘voug‘, y le prometí que una vez pasada la crisis, estaría ahí para apoyarlo y animarlo. Pues quién más que él podría poner en alto el nombre de la familia bailando del modo en que lo hace

*Vogue.

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*Homosensual se pondrá en contacto con los finalistas por correo electrónico en el transcurso del mes de mayo.

**Este cuento formará parte de la compilación digital Cuentos LGBTQ+ en tiempos de pandemia por coronavirus, que estará disponible para descargar gratuitamente a mediados de mayo de 2020.

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“La caja dorada”: Setorep (Perú)

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El cuento “La caja dorada” es uno de los finalistas del Concurso de cuentos LGBTQ+ en tiempos de pandemia por coronavirus, convocado por Homosensual.

José Robles y su madre no se hablaban durante la semana. No se odiaban ni se evitaban a propósito. Sus días transcurrían a ritmos diferentes. Ella salía a trabajar en la mañana cuando él aún dormía. Dejaba el desayuno preparado y lo despedía con un beso al aire. Él iba a la universidad después del mediodía y regresaba en la noche. Los únicos días que compartían eran los sábados y los domingos, pero estaban tan agotados que no tenían ganas de mantener conversaciones prolongadas. 

La madre de José se llamaba Adriana Ruiz. Trabajaba como auditora en una cadena de multicines. Tenía el carácter tosco, casi nunca sonreía. La severidad que su empleo imponía se evidenciaba en su mentón afilado y sus labios estrechos. José la amaba; a pesar de aquel amor, no encontraba en ella la confianza necesaria para contarle sus asuntos personales.

Un par de años atrás, José —en su último año de secundaria— se enamoró de Ricardo Bonilla, el alumno nuevo del aula. Aunque le confundió el descubrimiento de su orientación sexual, no reprimió sus sentimientos. Le gustaba lo que sentía. La paz que experimentaba cuando estaba con Ricardo le llenaba de vida. En poco tiempo se convirtió en su amigo y hasta se creyó correspondido. Un día, cuando Ricardo comentó que le gustaba una chica del cuarto grado, José quiso que en ese momento apareciera un león hambriento y lo devorará. Dejó de estudiar con entusiasmo y reprobó los exámenes bimestrales. Después de sufrir en silencio por varias semanas, decidió contar a su madre lo que ocurría. Lo intentó.

Una noche la llamó a su habitación. Ella lo encontró en la cama acostado bocabajo llorando sobre un cuaderno abierto. En las páginas habían corazones dibujados con lapicero azul, tachados con lápiz de carboncillo. 

—¿Qué pasa? ¿Por qué lloras, hijo? ¿Es por una chica? —preguntó. Recogió el cuaderno y lo puso sobre la mesita de noche. José no respondió. Ella continuó:

—Escucha, hijo. A tu edad te vas a enamorar de todas. Sentirás que en el mundo no hay sentimiento más grande que el tuyo. Pensarás que nunca volverás a sentir algo parecido.

José cogió la almohada y se cubrió la cabeza. Adriana le acarició la espalda.

—En algún momento te darás cuenta de que fue solo una ilusión. Cuando llegue la indicada lo sabrás al instante y esto ni recordarás.

José asintió con un movimiento, se secó las lágrimas y fingió dormirse. Cuando se quedó solo prometió que nunca confesaría a su madre que le gustaban los chicos. Aquella promesa se diluyó en el tiempo.

El 2020 empezó para José con el pie derecho. El Año Nuevo y sus vacaciones los pasó en Estados Unidos. Había calificado para el programa de intercambio cultural de su instituto de inglés. A finales de febrero regresó al Perú, su país. El próximo mes empezaban sus clases en la universidad.

La noche del domingo quince de marzo un mensaje a la nación interrumpió el programa que Adriana y José veían en la televisión. El presidente de la República anunció que a partir del día siguiente el país ingresaba a un periodo de cuarentena obligatoria para frenar la propagación de la COVID-19, una enfermedad generada por un virus que, José había leído, surgió en China y estaba matando a miles de personas en Europa. Hacía pocos días que habían detectado el primer caso en el Perú. 

El lunes y los días posteriores Adriana no fue trabajar. Después de años desayunaron los dos juntos en un día de semana. Luego vieron las noticias.

La primera semana de la cuarentena vieron películas y documentales en canales de cable. La semana siguiente empezaron a ver series en Netflix.

En las noches, José chateaba acostado en el sofá de la sala. Una noche descubrió que su madre lo observaba desde la cocina. No dijo nada, pero esa mirada revivió la necesidad de empezar con ella esa conversación postergada por años.

El Gobierno endureció las medidas restrictivas. Había toque de queda en las noches y se controlaba con mayor rigor a las personas que salían a la calle. José mensajeaba con mayor frecuencia. Sonreía frente al teléfono móvil sin darse cuenta. En su interior la ansiedad de hablar con su madre lo carcomía.

—Mamá, creo que es necesario que sepas algo sobre mí —empezó José una tarde—. Nunca hemos hablado de temas personales, pero siento la necesidad de contarte esto.

Hizo una pausa prolongada y continuó:

—Estoy enamorado.

Adriana levantó las cejas y asintió con la cabeza.

—Pero mi situación es singular. Estoy enamorado de un chico. Él y yo nos amamos.

Los ojos de Adriana se llenaron de lágrimas, se levantó y corrió hasta su habitación. Unos minutos más tarde salió con una pequeña caja dorada en las manos. 

—Prometí que te daría esto cuando seas un hombre —dijo, y lo arrulló en su pecho. José abrió la caja. Adentro había un brazalete de oro con una frase grabada. «Eres mi orgullo», decía.

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**Este cuento formará parte de la compilación digital Cuentos LGBTQ+ en tiempos de pandemia por coronavirus, que estará disponible para descargar gratuitamente a mediados de mayo de 2020.

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“Sostener tu mano”: Tazikart (México)

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El cuento “Sostener tu mano” es uno de los finalistas del Concurso de cuentos LGBTQ+ en tiempos de pandemia por coronavirus, convocado por Homosensual.

Las luces de la ciudad se veían con claridad desde la azotea de su casa, que era actualmente la mejor sensación de libertad con la que contaba. Podía, incluso ahora, sentir alrededor de él toda la desesperación que la gente tenía oculta, aquella ansiedad que buscaban reprimir a toda costa, temerosos de causar más pánico. 

Samuel se encontraba de la misma manera mientras veía el firmamento, esperando una señal que le indicase que todo estaría bien, que pasaría, que pronto podría volver a sus clases y salir con sus amigos. Que en menos tiempo del que creía, estaría tomando una bebida caliente en su cafetería preferida, mientras veía a la gente pasar sin más preocupaciones que las habituales. 

Debería estar durmiendo, después de todo eran poco más de las tres de la mañana, pero simplemente se encontraba incapaz. Había tenido algunas pesadillas últimamente que, sumadas a su insomnio regular, le volvían cada vez más complicado dormir bien. Pero si lo pensaba, poco importaba la hora a la que durmiera o si no lo hacía en absoluto. Al menos, a él no le importaba. 

Su celular sonó, sacándolo de sus pensamientos para revisar el aparato. Sabía perfectamente de quién era el mensaje, pues casi nadie se encontraba despierto a esas horas. Le sorprendió un poco, pues creía que ya se había dormido. 

Sigues despierto??

Por mucho que intentase negarlo, una pequeña sonrisa se había asomado por sus labios. 

Sabes mejor que nadie que uno de mis talentos es desvelarme a lo bruto :), pero pensé que tú ya te habías dormido. 

No hay forma de que me duerma sabiendo que tú sigues ahí, sin preocuparte ni un poco por tu salud y tus horarios de sueño. 

Bien, no podía negar eso. Y en realidad, no es que le molestara su pequeño reclamo, aun cuando todo el asunto se le hacía bastante irreal. 

Álvaro, el chico con el que se encontraba hablando, era su excompañero de preparatoria y tenía meses de no verlo, aun cuando fue uno de sus mejores amigos en aquellos años. Habían tomado diferentes caminos para estudiar, principalmente él que se había mudado para poder asistir a una universidad que contara con la carrera que quería. 

Puedo dormir en cualquier momento del día, no es que tenga que ir a algún lado.

En realidad, pensé que te encontrarías cansado, con todo lo que has hecho en el día. 

No hace falta que te burles, ¿sabes? Te dije hace rato que hoy no he hecho nada además de hundirme en mi propia miseria. 

Y caminar por mi cabeza todo el día no te cansa?? 

Estaba sonrojado, lo sabía. Aun cuando sabía que ese tipo de frases eran un cliché, le hacían sonreír, porque nunca pensó que alguien se las fuese a decir. Y entonces ahí estaba el chico con el que había tenido un crush, intentando ligar con él en medio de la madrugada. 

Siento que hemos perdido demasiado tiempo. 

Y no mentía, ninguno de los dos había mencionado nada sobre la pequeña pero evidente atracción (misma de la que fueron ellos los últimos en enterarse) que sentían entre sí en sus años escolares. Y si lo pensaba detenidamente, no terminaba de entender por qué. Una amiga le había dicho hace unas semanas, cuando le contaba su situación actual, que en realidad todo su grupo esperaba el momento en que comenzaran a salir, pero simplemente no sucedió por pena y temores precipitados. 

Puede que eso sea verdad, pero… aún nos queda una vida, no es cierto? 

Era terriblemente cursi, justo como pensó que sería. Y le encantaba, porque sabía que no era así con nadie más. Porque no iba diciendo esas cosas por la vida a cualquiera. Porque sabía que las decía únicamente porque sabía que él sí era un cursi natural y porque recordaba perfectamente cómo era tomar su mano. 

¿Saldremos a algún lado, cuando esto termine? 

Cuando esto termine, te juro que volveré a tomar tu mano. 

Y de repente, ni la noche era tan oscura ni las luces tan lejanas. Podía sentir cómo el tiempo era más corto, porque aun si todo afuera parecía derrumbarse un poco más cada día, él podía aguantar un poco más. Se mantendría firme, a la espera de un poco de calma. Aun si dentro de unos días volvía a sentir cómo él mismo de desmoronaba por sus emociones, por estar atrapado en un espacio tan familiar, volvería a levantarse. 

Así que estaba bien si rompía un poco en el proceso. No tenía que ser perfecto. No tenía que ser ideal. No eran vacaciones. Pero terminaría y se volvería a armar, porque ya había esperado demasiado para sostener su mano. 

Se levantaría de nuevo y haría más cosas. Sonreiría más, hablaría más y saldría más, porque en realidad, ya había esperado demasiado tiempo para todo. 

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“La cara del espejo: Mexcal (México)

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“La cara del espejo” es uno de los finalistas del Concurso de cuentos LGBTQ+ en tiempos de pandemia por coronavirus, convocado por Homosensual.

La corriente de aire era apenas perceptible a pesar de que las ventanas estuvieran abiertas en todo el departamento. 

—Siempre es lo mismo aquí —se decía—. Podría estar en la playa, de no ser por la cuarentena. 

Se levantó de la cama y encendió su ventilador para apaciguar el calor. Miró el espejo rápidamente, y luego desvió la mirada como si se avergonzara de verse. 

—Sería mejor que me concentrara en alguna otra cosa —comentaba mientras tapaba el espejo con una sábana. 

El sol poco a poco se iba ocultando dando paso a la noche, acompañada de cantos de cigarras y grillos que amenizaban aquella oscuridad. 

—Parece una buena hora —dijo mientras rebuscaba en uno de sus cajones—. ¿Dónde lo puse? —comentaba mientras fruncía el ceño. 

Finalmente encontró lo que buscaba: un encendedor y un porro, el cual acercó a su boca, lo encendió delicadamente y aspiró profundamente. Retuvo el humo un momento y después lo dejó escapar con suavidad. 

—De eso se trata —murmuró sonriente mientras subía el volumen de la música. 

La canción “Monument” inundaba la habitación, mientras movía su cabeza al ritmo de la misma. 

—¡Tss!— escuchó en mitad de su viaje. 

—¿Qué carajo? —preguntó entre risitas. 

De pronto, se escucharon unos golpes, similares a cuando se toca un cristal con los nudillos. Se asomó a la ventana, pensando que le estarían gastando una broma. 

—Nada, debe ser el trip

—¡Tss!— volvió a escuchar, seguido de unos golpes al cristal. 

Miró toda la habitación, y luego fijó la mirada en el espejo. 

—Debe ser una broma —dijo divertido. Se acercó y descubrió el espejo.

—¡No jodas! —gritó al ver su reflejo. 

¡Ugh! ¡Finalmente! Tenía tantas ganas de verte nuevamente. 

—¿Qué? 

Hace mucho que no nos vemos. 

—No estoy entendiendo nada, debe ser culpa del porro. 

Quizás, pero así podemos hablar sin pena— comentaba su reflejo a la par que se sentaba. 

—¿De qué hablas? ¿Quién eres? 

Pues soy tú, o sea, ¿quién más podría ser? 

—Pero… —tragó saliva—. Yo no me veo así. 

¡Claro que sí! 

—¡No! Es absurdo. 

¿Absurdo? Mejor dicho, liberador— le respondía sonriente. 

No podía dejar de ver su reflejo: sonriente, con brillantina en toda la cara y usando ropa femenina, ahí sentado frente a él. 

Este eres tú. ¿Por qué no te gusta? 

—¡No! Ya tengo suficiente siendo como soy. 

Pero así puedes ser más feliz. Deja de lado tus miedos y prejuicios creados por redes sociales. Todo eso es falso. ¡Sácame del armario! 

—¡No te quiero ver! —gritó mientras volvía a cubrir el espejo. 

A la mañana siguiente, se despertó y miró desconcertado el espejo; se acercó con timidez y lo descubrió lentamente, solo para encontrarse a sí mismo y una nota que leía: «No te olvides de quién eres».

Sacudió la cabeza y revisó uno de sus cajones para asegurarse de que todo seguía en su lugar. Y efectivamente, ahí al fondo del cajón, bajo los calcetines, estaban las mismas prendas que su reflejo había usado la noche anterior. 

¿Pero cómo? Esto no tiene sentido.  Sacó las prendas y después la cajita llena de brillantina. De manera involuntaria sonrió, y nuevamente se giró de frente al espejo.  Se fue quitando sus prendas, quedando únicamente en ropa interior. Sin quitar la mirada de su reflejo, vio su cuerpo detenidamente, los rollos de carne, los vellos en su cuerpo, su rostro confundido, como si ese cuerpo fuera otro al de siempre. 

Tomó valor y fue colocándose esas prendas que había sacado, un crop-top y una falda tableada. Se miró nuevamente y no pudo evitar sonreír. Se acercó y fue colocándose la brillantina torpemente por los párpados, nariz y pómulos. 

Ya te habías tardado un poco. 

—Entonces ¿Soy una mujer? 

Su reflejo negó suavemente con la cabeza y habló: 

No puedes ser una mujer si no te sientes como una

—¿Y entonces? 

Entonces puedes ser cualquier otra cosa. ¿Por qué seguir las reglas que siempre te han impuesto? 

—No entiendo nada. 

Mira, hay mil colores en el universo y nos hacen creer que simplemente hay dos combinaciones ¡cuando no es así! Tú puedes elegir tu propio color. 

—¿Cómo una caja de crayolas? 

Su reflejo soltó una carcajada. 

Es una metáfora, pero sí, puedes ser cualquier color de la caja de crayolas, incluso puedes combinarlas. 

El joven miró su espejo un largo rato y fue entendiendo a lo que se refería. Él podría tener barba, estar más llenito corporalmente y tener mucho más vello que otros, pero eso no significaba que debería seguir las reglas que la sociedad le imponía por su imagen.  Se acercó al espejo y lo abrazó cariñosamente. 

—Muchas gracias —le dijo a su reflejo mientras encendía la música y empezaba a moverse al ritmo de la misma. 

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Serie de Netflix tendrá más sexo gay en segunda temporada

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Special, serie LGBTQ+ de Netflix, tendrá más sexo gay en su segunda temporada de acuerdo a su protagonista y creador Ryan O’Connell.

Special, una serie de Netflix que probablemente pasó desapercibida para muchos, cuenta la historia de Ryan, un chico gay con parálisis cerebral. Escrita por Ryan O’Connell, esta serie está inspirada en sus propias experiencias con este trastorno. Sin embargo, el personaje de Ryan no es exactamente como su autor, quien antes de llegar a Netflix escribió I’m Special: And Other Lies We Tell Ourselves, el libro que dio origen a la serie.

Grandes series LGBTQ+ que Netflix canceló (y jamás le perdonaremos)

Special Netflix sexo gay
Ryan O’Connell escribió la primera temporada sin ayuda de nadie. / Foto: Netflix

¡Más sexo gay!

La primera temporada del show ve la parálisis cerebral desde una perspectiva con mucho humor y lejos de ser un producto moralista, Ryan O’Connell trata de divertirse con todo el material que tiene a su disposición. Por esto, no es ninguna sorpresa que el escritor y protagonista de Special adelante que habrá más sexo gay en la segunda temporada:

«Creo que cualquier tema que aún tenga un estigma relacionado me atrae naturalmente. Esto no debería suceder con nada, en especial con el sexo gay. He tenido que sufrir muchas escenas de sexo heterosexual y ahora todos tienen que pagar por eso».

La importancia de la representación en pantalla

En entrevista con EW, O’Connell también habló un poco de su experiencia viendo programas que incluían personajes gay. El artista comparte que todas las semanas se reúne con sus amigos para ver películas LGBTQ+ y platicar de ellas. Además, él admite que gran parte de su educación sexual la tuvo que adquirir en los lugares más inesperados y que, además, la información que encontraba era dirigida a gente heterosexual. De ahí que O’Connell busque una representación más honesta del sexo gay:

«Recuerdo cuando empecé a tener sexo a los 17 años -sin presumir-, no sabía absolutamente nada sobre el sexo anal. Fui a un Barnes & Noble y compré este libro llamado ‘Anal Pleasure and Health’ que era para gente heterosexual. Por tres meses pensé que sólo podías tener sexo acostándote sobre tu estómago».

Special Netflix sexo gay
La segunda temporada de Special aún no tiene fecha de estreno. / Foto: Netflix

Desgraciadamente, la filmación de la segunda temporada de Special (con más sexo gay) fue interrumpida por la pandemia. Y aunque O’Connell se encuentra editando los episodios que ya tiene en su poder, todavía no sabe cuándo podrá volver al set o cuándo se estrenarán los nuevos episodios. Afortunadamente, esto también le ha permitido pensar en otros proyectos y su futuro dentro de Hollywood.

Netflix calla a ‘haters’ que se quejan de personajes LGBTQ+

¿Te gustaría ver más sexo gay en Special de Netflix?

Con información de EW.

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“Fuego y agua”: Garza Blanca (México)

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El cuento “Fuego y agua” es uno de los finalistas del Concurso de cuentos LGBTQ+ en tiempos de pandemia por coronavirus, convocado por Homosensual.

 

Antes de que todo este rollo empezara… 

Nos conocimos en la universidad. Éramos un par de radiantes aspirantes a titulación en la época en que ser lesbianas era guardar un secreto que nos quemaba desde dentro. Pero—si lo dejábamos salir—aunque el mundo no nos quemaría en la hoguera como en el siglo XIX, sí nos acercaría una y otra vez una vela santa para quemarnos poco a poco. Las primeras personas que habían salido del clóset habían sufrido quemaduras de primer, segundo y tercer grado. 

Vivimos un amor secreto, hasta atrevernos a seguir a aquellas heroínas que habían abierto el camino. Nos tocó apagar fuegos grandes y pequeños: con su familia más que con la mía; con mi jefe más que con sus clientes. Pero luchamos juntas y revestimos nuestras quemaduras con vendajes de ánimo y ungüentos de amor. 

Cuarentena – día 1 

—¿Qué? ¿Que no puedes regresar de España?

—¡No hay vuelos por los coronavirus! 

La noticia me cayó como balde de agua… tibia. Secretamente, deseaba que Jimena no regresara. Las cosas no habían estado bien hacía tiempo. El fuego de nuestro amor se había ido apagando poco a poco, curiosamente, conforme el mundo había dejado de intentar quemarnos. 

Los coronavirus en México todavía eran una leyenda lejana. Más que preocuparme por ella, pensé en el alivio que sería postergar la fecha para hablar de… eso. ¿Valía la pena seguir intentándolo? 

Cuarentena – día 6 

—Por fin conseguí vuelo.

—OK.

—Tendré que estar dos semanas en cuarentena.

—¿Te quedarás con…?

—Mis papás. No te preocupes. 

Habíamos pasado cinco días discutiendo por teléfono e, intermitentemente, seis meses antes en persona. Me han llegado mil mensajes por WhatsApp, Twitter e Instagram. Al entender más la pandemia, me preocupé por ella en España; sin embargo, discutíamos más y más. El miedo y la confusión no ayudaban en nada. Ahora se acortaría la distancia entre nuestros cuerpos, pero la distancia entre nuestros corazones se acrecentaba. 

Cuarentena – día 11 

—Te extraño.

—Yo también. 

Otra vez en uno de esos ciclos demasiado… nuestros. ¿Cómo es que cuando estamos cerca no podemos estar bien, pero cuando la veo casi perdida, me aferro a ella? ¿Por qué cuando ya la quiero dejar ella avienta sus redes y yo me dejo atrapar? 

Cuarentena – día 13 

—¿Qué estás pensando?

—Ya no sé ni qué pensar.

—Te amo.

—Yo también… pero esta relación no es normal. 

Estoy descubriendo mis sombras y las de Jimena también. ¿Qué significa esta pandemia? ¿Y qué va a pasar con nosotras cuando termine? 

Veo su luz y veo la mía. Ella es libre, creativa, divertida, aventurera. Yo soy estable, responsable, cautelosa, comprometida. Por eso nos enamoramos. Yo admiro su espontaneidad, aunque no logro ser como ella. Ella descansa en mi estabilidad unos días, pero después se aburre y necesita respirar. 

Veo nuestras sombras. Ella insiste en cambiarme y me acusa de juzgarla. Volátil, ella habla sin pensar. Yo sobreanalizo todo pero, si se trata de sentimientos, no sé ni cómo hablar. Somos dos imanes, pero al juntarnos echamos chispas. Jimena sueña y no logra poner los pies sobre la tierra. No puedo con su inestabilidad. ¿Alguna vez madurará? 

Pero la amo. Somos dos mujeres; podemos entendernos si lo intentamos. 

Cuarentena – día 21 

—Ya estoy limpia: cero síntomas y ya pasaron dos semanas.

—Me muero por estar contigo.

—No puedo vivir sin ti. 

Mi corazón late más rápido de lo que mi cabeza puede pensar. Su boca habla más rápido de lo que su memoria le puede advertir. 

—¿Me mudo a tu casa entonces?

—Síííííí…

Cuarentena – día 22 

—¡Cómo te he extrañado!

—No te vayas nunca más. 

Se me había olvidado la belleza de su piel, la suavidad de su aroma y la frescura de sus curvas. Se me había olvidado la música que salía de mi corazón cuando sus labios latían sobre mi piel. ¡Simplemente enloquecí! 

Cuarentena – día 25 

—Nunca vas a cambiar, ¿verdad?

— ¿Cambiarás tú, Jimena?

—Perdóname. Estoy siendo injusta. 

Tal vez verdaderamente somos incompatibles. Pero la amo más que a mi vida. Además, si este virus traerá una crisis económica, mejor compartimos gastos. Pero eso no puede ser suficiente razón… 

Jimena se regresó con sus papás. Ahora sí estoy sola. Pero hemos tenido largas pláticas. 

Me han llegado mil ochocientos mensajes por WhatsApp, Twitter e Instagram. Han cambiado de tono. ¿O será que escojo mejor? Ya no analizo curvas de infección, ni veo videos con métodos de desinfección, y desecho cualquier cosa que tenga que ver con López-Gatell o López Obrador. Ahora leo todos esos mensajes ambientalistas y espirituales que me invitan a aprender algo de esta crisis y a no tratar de cambiar el mundo sino de cambiar yo. 

Con lágrimas en los ojos, he incursionado en territorios inexplorados dentro de mí. Esas lágrimas han atenuado el fuego que me quemaba por dentro como si bebiera de un manantial. Alcanzo la cima, me siento libre, extiendo mis brazos y siento el viento en mi rostro. A veces agradezco que Jimena se haya marchado para poder volar. 

¿Volar… lejos? 

También podríamos volar juntas. Hemos recorrido de la mano un largo camino. El agua y el fuego juntos son una fuerza transformadora. ¿Y si…? ¿Y si logramos una danza que combine todo lo que somos y podemos ser? 

Cuarentena – día 39 

—¿Me perdonas? Quiero regresar. He pensado muchas cosas.

—Jimena, Jimena, tenemos mucho de qué hablar. 

LEE OTROS CUENTOS FINALISTAS AQUÍ.

CONSULTA LAS BASES DEL CONCURSO AQUÍ.

*Homosensual se pondrá en contacto con los finalistas por correo electrónico en el transcurso del mes de mayo.

**Este cuento formará parte de la compilación digital Cuentos LGBTQ+ en tiempos de pandemia por coronavirus, que estará disponible para descargar gratuitamente a mediados de mayo de 2020.

¿Te gustó “Fuego y agua”, cuento finalista de nuestro concurso de cuentos LGBTQ+?

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Conoce a Julieta, la de la Cervecería La Diversa

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Julieta es una mujer trans emprendedora que creó su propia marca de cerveza para sobrevivir, ¡conoce a la Cervecería La Diversa!

Cuando le escribo a Julieta para ver si podemos hablar por teléfono, lo primero que me dice es que está cuidando a su hija: «… la tengo en brazos tomando siesta», me explica. Después me pide si podemos hablar dentro de un rato cuando su hija despierte.

Como descubriré en un par de horas, su hija es una constante en su vida y en su trabajo y por lo que Julieta me cuenta, su prioridad en cada decisión que toma.

Andrea Canto: mexicana, enfermera y mujer trans

Julieta es una mujer trans de 29 años, es mamá y es poliamorosa. «Para mí es importante que no se invisibilice este tema [del poliamor] porque ha sido una batalla dura. Espero luchar legalmente en el futuro porque se reconozca que mi hija tiene tres mamás: yo y dos chicas más», me dice una vez que estamos hablando por teléfono.

Julieta también es una guerrera. Hoy hablo con ella para preguntarle sobre su negocio de cerveza, el cual causó revuelo en redes sociales. Esto ocurrió después de que Julieta publicara un tweet durante el marco del Día Internacional contra la Homofobia, Lesbofobia, Transfobia y Bifobia 2020 acerca del arduo trabajo que la comunidad trans realiza para tener una vida digna. No obstante, este tweet fue recibido con críticas innecesarias hacia su persona y al proyecto que ha venido construyendo desde hace tiempo.

Julieta cerveza La Diversa
Julieta escribió este tweet en el IDAHOT 2020. / Foto: Twitter (@JulietaGCalder1)

hate Julieta Twitter
Respuesta al tweet de Julieta. / Foto: Twitter

¿Quién es Julieta?

Julieta inició su transición a los 20 años. «Tuve muchos problemas con mi familia. A los 21 años me corrieron de casa», me dice. Pero su interseccionalidad no termina ahí y ella me revela otro detalle de sí misma:

«Soy autista y sinceramente las cuestiones sociales me cuestan mucho trabajo. Por esta razón no pude meterme al trabajo sexual porque no me veo dialogando con un hombre. Lo más sencillo para mí fue meterme a trabajar en restaurantes para tener un sustento».

 

Sus primeros trabajos

Julieta trabajó en locales del World Trade Center y de la Condesa, pero eventualmente tuvo una relación y una hija. Estos cambios la hicieron pensar en su futuro y, como ella lo menciona, su situación la obligó a tomar decisiones importantes:

«Estaba en un trabajo bien pagado, pero no respetaban mi género y mis pronombres. Además, demandaba mucho; ¡a la casa solo llegaba a dormir! Entonces decidí cambiar esto y empezar a hacer cosas desde casa».

Ella intentó hacer pan casero pero no fue algo que disfrutara del todo. Después de esto y tras el nacimiento de su hija, a Julieta le cayó un «balde de agua» y fue entonces que llegó a la idea de preparar cerveza artesanal.

La idea de la cerveza

«En un principio quería hacer queso, pero era más difícil», me dice Julieta entre risas. Cuando por fin ella decidió que la cerveza era una buena idea, su plan fue aprender todo sobre el tema. Julieta se clavó en el internet y vio todos los documentales que pudo sobre cervezas artesanales. Con su investigación, ella entendió que el secreto de hacer cerveza artesanal es el respaldo de una comunidad. ¿Y qué mejor que la comunidad LGBTQ+ para eso?

«Conecté cabos y dije: ‘esto es perfecto para la comunidad’. La comunidad LGBTQ+ requiere algo que la represente, algo real».

Ahora con la idea en su cabeza, Julieta tuvo que llevarla a la realidad. Ella pidió dinero prestado y vendió muchas de sus pertenencias, pero pronto se desanimó por todas las voces que le decían que no tenía el presupuesto suficiente o los estudios necesarios para desarrollar el proyecto. «Pensé: ‘Esto está difícil, pero nada pierdo con intentarlo’», me cuenta. Eventualmente, el cielo fue el límite para Julieta y ella aprendió mucho sobre la preparación de una cerveza:

«La cerveza es algo muy delicado que te exige mucho conocimiento de microbiología. Cualquier error, cualquier fallo y la cerveza no te perdona. He perdido dinero, he llorado al lado de garrafones de vinagre, pero es cuestión de ir probando. Ensayo y error».

Julieta cerveza La Diversa
Julieta intentó hacer pan casero y quería hacer queso. Pero eventualmente se decidió por la cerveza artesanal. / Foto: Cortesía de Julieta

Julieta crea la cerveza La Diversa

La idea que tiene Julieta a futuro es crear «una línea de estilos». Ella lo piensa de la siguiente manera: a través de los colores, la identidad y los aromas de la cerveza quiere representar cada una de las letras LGBTQ+. La primera cerveza es ‘La Jota’ y obviamente representa a los gays femeninos.

«Me inspiré en el gay que saca la pluma. Quiero que esta cerveza combata la plumofobia. Es una cerveza clara, refrescante y de aromas florales».

Pero este no es el único objetivo de Julieta. Lo más noble de su empresa es que busca crear espacios seguros para la comunidad con la simple presencia de esta bebida:

«Otro de mis objetivos es que esta cerveza sea símbolo de un lugar seguro. Quiero que en un futuro, si una persona LGBTQ+ entra a un restaurante o a un bar y ve la cerveza, sepa que está entre amigos».

Julieta cerveza La Diversa
Julieta ha encontrado que el gremio de la cerveza artesanal es más abierto que los negocios de Zona Rosa. / Foto: Twitter (@JulietaGCalder1)

Zona Rosa la rechaza

En este punto hay poco que pueda sorprenderme de la vida de Julieta y su historia de emprendimiento. Pero ella tiene una última experiencia que compartirme y que me llama la atención. Ella me cuenta que está en pláticas con un bar artesanal para distribuir su cerveza en este lugar. «Es muy curioso, me he sentido muy cómoda en este gremio. La gente de los bares artesanales ha sido más abierta que la gente de Zona Rosa».

¿Qué?

Le pido a Julieta que me explique más al respecto. Ella me cuenta que dentro de este espacio -que la comunidad LGBTQ+ ha convertido como en uno de los más representativos del colectivo en la CDMX-, es donde encontró más rechazo por parte de los negocios y los dueños de estos:

«Antes de que empezara la pandemia, fui a bares de Zona Rosa y me dijeron que [mi cerveza] no era buena idea. Que era un concepto muy explícito, muy escandaloso, que a la gente no le iba a gustar… Me pegó mucho. Desde entonces voy con mucha cautela porque los propios bares gays me rechazaron el producto. También me recomendaron hacer algo más discreto, algo que no espantara a los clientes».

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Julieta tiene pensada toda una línea de cervezas que represente a cada letra del colectivo LGBTQ+. / Foto: Cortesía de Julieta

Con vista al futuro

«Lo estuve reflexionando, me levanté un día y dije: ‘no, a la chingada con ellos. Mi cerveza la va a comprar quien la quiera comprar», me dice antes de pasar a lo más importante. ¿Qué va a hacer Julieta ahora? Ella no olvida mencionar los consejos que le dio Ophelia Pastrana, pero por ahora, Julieta tiene que dejar pasar la pandemia como todos nosotros. «Me agarró buscando bares», me comenta.

Cuando le pregunto a Julieta cómo la gente puede comprar cerveza La Diversa, ella me advierte que el primer lote ya está apartado, pero me explica que definitivamente va a seguir con su empresa, haciendo más cerveza en cuanto su presupuesto se lo permita:

«Por ahora, los pedidos son directamente conmigo. Estoy trabajando en varias cosas. En un par de semanas planeo una renovación de imagen para la cerveza y también tengo en mente una página web para pedidos. Espero que en un par de meses la situación esté mejor y pueda escribirle a más bares».

¿Cómo lidia con el hate?

Antes de colgar, Julieta me deja una enseñanza. Con todo el hate que recibió por su tweet, en el que criticaban su imagen, finalmente le pregunto cómo hace para enfrentar tanta negatividad:

«Se necesita tener educación emocional e ir a terapia. Con estas dos herramientas lo que he entendido es que necesito separar mi emoción de la emoción de la persona de enfrente y entonces reflexionar cuál es la forma más asertiva de responder. No soy fan de estar expuesta, de ser una persona pública, pero creo en mi proyecto y soy muy testaruda. Y sé que voy a encontrar la manera de adaptarme».

julieta respuesta Twitter
Julieta le responde a los trolls. / Foto: Twitter (@JulietaGCalder1)

Y nosotros sabemos, Julieta, que hay muchas personas LGBTQ+ allá afuera que están impacientes por probar la cerveza La Diversa y todas las variantes que tienes en mente. Tras esta plática, no puedo dejar de pensar que en esta pandemia todos la pasaríamos mejor con una de tus Jotas en nuestras manos. ¡Salud!

Y tú, ¿ya tienes tu orden de cerveza para Julieta y su Cervecería La Diversa?

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Niña de 12 años promete ser la primera presidenta lesbiana

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Ella Briggs sabe lo que quiere y asegura que se convertirá en la primera presidenta lesbiana de Estados Unidos. Y, ¿saben qué? Le creemos.

No dudamos ni tantito que esta niña de 12 años pueda llegar a convertirse en la primera presidenta abiertamente lesbiana de Estados Unidos.

No es ningún secreto que, en general, las mujeres la tienen más difícil que los hombres cuando se trata de política. Sí, se han logrado algunos avances, pero aún sigue siendo un tanto difícil.

Ellas fueron las lesbianas más poderosas de la historia

Serbia ya tuvo a una primera ministra abiertamente lesbiana, Claudia López se convirtió en la primera alcaldesa LGBTQ+ de Bogotá, Islandia también tuvo a una mujer lesbiana como primera ministra y también han existido algunas otras lesbianas e incluso mujeres trans con cargos políticos alrededor del mundo. CONOCE A LA NIÑA QUE SE CONVIRTIÓ EN ‘ÍCONO DE LA BISEXUALIDAD’ EN MASTERCHEF JUNIOR.

Vote for Ella

Pero, hasta ahora, no hemos tenido la fortuna de ver a una presidenta lesbiana en Estados Unidos, pero eso podría cambiar… gracias a Ella Briggs.

En 2019, cuando tenía 11 años, esta niña de —ahora— 12 años se convirtió en la primer Governor Kid de Connecticut. Ella promete ser pionera en este tema y está segurísima de que se convertirá en la primera presidenta lesbiana… eventualmente.

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Ella Briggs es la primera Kid Governor abiertamente lesbiana de Connecticut. / Foto: Connecticut’s Kid Governor

Briggs no solo está segura de que le gustan las mujeres, sino que está convencida de que tiene el potencial para alcanzar una carrera política y, en algunos años, convertirse en la primera presidenta lesbiana de su país.

Desde 2015, el estado de Connecticut implementó un programa en el que lxs niñxs de la ciudad pueden postularse para convertirse en ‘Niñxs Governadorxs’. Elegidxs, obviamente, a través de la votación de otrxs niñxs de su misma edad.

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Ella ha dejado muy claras sus aspiraciones políticas. / Foto: Connecticut’s Kid Governor

En 2019, Ella se postuló y… ¡ganó! Se convirtió en la primera Kid Governor abiertamente lesbiana!

A pesar de que ha sufrido bastante bullying por parte de sus compañeros, e incluso se ha enfrentado a un sinfín de homofobia (principalmente de adultos), Ella está orgullosa de ser quien es.

«Hater’s gonna hate. Es increíble estar en una habitación llena de personas que me aceptan».

-Ella Briggs

Los derechos humanos que aún no tienen los LGBT+

Y a pesar de ser tan joven, Ella ya es toda una leyenda en Connecticut. Además, durante su cargo como gobernadora, esta pequeña política se ha dedicado a luchar por los derechos de lxs niñxs LGBTQ+ en las escuelas.

Asimismo, también se ha encargado de promover la adopción de niñxs LGBTQ+ que no tienen hogar y crear programas como Pride-Hope-Love Club, en apoyo de la comunidad y aliados. Ella Briggs no solo ha dejado muy claras sus aspiraciones políticas, sino que también ha hablado abiertamente de sus objetivos con respecto al apoyo y visibilización de la comunidad LGBTQ+.

¡Gracias, Ella, eres un gran ejemplo a seguir! Y estamos segurxs de que te convertirás en la primera presidenta lesbiana de Estados Unidos. ¡MIRA A ESTOS 10 NIÑOS QUE SE ROBARON EL CORAZÓN DE LOS LGBT+!

¿Crees que esta niña de 12 años pueda llegar a convertirse en la primera presidenta lesbiana de su país?

Con información de: The Advocate, Conneticut’s Kid Governor y Logo

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10 (deliciosos) besos de ‘Omander’ en ‘Élite’

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Amamos los besos, pero ¿saben qué amamos todavía más? Los  besos que Omander se han dado a lo largo de las tres temporadas de Élite.

Sin duda, Omar y Ander es una de nuestras parejas gays favoritas de las series y también sabemos que  tienen todo un fandom, por esta razón, queremos recordar todos los besos de Omander en Élite, bueno, los mejores.

Entonces, después de que Netflix confirmó la salida de 5 personajes de Élite y nos acabamos de enterar de que los que guiones de la próxima temporada ya están listos.

Afortunadamente, Omar y Ander, interpretados por Omar Ayuso y Arón Piper, son dos de los personajes que todavía veremos en la serie.

Netflix da información sobre el futuro de ‘Élite’

Así que, como posiblemente veremos mucho más de Omander en un futuro no tan lejano, vamos a aprovechar para repasar algunos de los besos más deliciosos que se han dado.

First Kiss

Dicen que el primer beso nunca se olvida y el de Ander y Omar se quedará en nuestros corazones por siempre.

Este apasionado megabeso que Arón Piper y Omar Ayuso se dieron en medio de toda una multitud, sin duda, es uno de nuestros favoritos. Todos sudaditos y muy concentrados a pesar del fiestón que los rodea. Además, fue la primera vez que se besaron en público.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Aunque sabemos que la relación de Omander no siempre ha sido fácil y, al igual que muchas parejas, han tenido sus dificultades, el amor que se tienen es incomparable.

Te odio, pero te amo más

Y lo bueno de pelearse es que después, inevitablemente, viene la reconciliación.

Besos de amor verdadero

Este otro nos encanta simplemente por la manera en la que Omar ve a Ander y cómo él sonríe cuando se acerca a besarlo… ¡100% enamorados!

Pero además de todos los besos tiernos que se han dado, ¿qué tal estos?

https://th1sch4rmingman.tumblr.com/post/615742222254653440/omar-y-ander

Comprobado: este es uno de los besos de Omander que más le gusta a lxs fans. Y con toooda razón.

Y last but not least… ‘EL’ besononón. 

Y como nunca serán demasiados besos de Omander, acá te dejamos más…

¿Cuál de todos los besos de Omander es tu favorito?

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