Un amplio número de trabajadoras sexuales trans se quedó sin hogar ni fuente de ingresos ante el cierre de hoteles en CDMX. ¿Cómo están sobreviviendo?
Ante la contingencia sanitaria por la COVID-19, las autoridades capitalinas ordenaron el cierre de hoteles el 1 de abril. Casi dos meses después, varias trabajadoras sexuales trans que usaban las habitaciones como vivienda han quedado en situación de calle o han tenido que recurrir a albergues.
Ni techo ni clientes
En entrevista para Homosensual, la activista y directora de la Casa de las Muñecas Tiresias A.C., Kenya Cuevas, explica el doble impacto que la pandemia ha tenido para las trabajadoras sexuales trans:
«Las mujeres que ejercen el trabajo sexual en Ciudad de México, principalmente las mujeres trans, su lugar de residencia son los hoteles. Entonces de un día a otro se quedaron sin casa. Laboralmente les afectó porque no están acudiendo a los hoteles, que son su herramienta de trabajo. Y, además, no hay clientes por la pandemia».
Kenya nos cuenta que por su condición, las trabajadoras sexuales trans resultaron más vulnerables ante el cierre de los hoteles, pues en muchos casos carecen de una red de apoyo:
«Muchas de ellas se vieron expulsadas a la calle. Algunas tenían algún tipo de red como amigas o familia, que es donde acudieron. Pero otras no tenían ningún tipo de red y entonces quedaron en la calle».
Colectivos se movilizan pese a COVID-19
Para apoyar a las trabajadoras sexuales trans que han perdido su hogar y su fuente de ingresos, Kenya y las activistas de la Casa de las Muñecas Tiresias arriesgan su propia integridad. Ataviadas con cubrebocas, acercan despensas y comida a quienes lo necesitan. Pero «no es suficiente», admite Kenya.
De acuerdo con el Plan gradual hacia la nueva normalidad del Gobierno de Ciudad de México, la reapertura de hoteles está contemplada para realizarse hasta julio o agosto. Ese periodo, sumado a los dos meses que muchas trabajadoras llevan sin obtener ingresos, será un golpe duro para sus bolsillos.
Solidaridad y transfeminicidios: las caras de la realidad trans
La otra cara de la solidaridad ante la situación de las trabajadoras sexuales trans es el Albergue Paola Buenrostro. Se trata de una casa hogar inaugurada por Kenya en honor a su mejor amiga, una mujer trans asesinada en 2016. Actualmente, el albergue da refugio a 13 mujeres trans.
Pero el hecho de que la casa hogar lleve el nombre de una víctima de transfeminicidio es síntoma de otra realidad que enfrentan las trabajadoras sexuales trans.
De acuerdo con la organización Letra S, México es el segundo país con mayor número de transfeminicidios en América Latina. Tan sólo en el sexenio pasado se cometieron 261 en todo el país; 41 de ellos en Ciudad de México. Y el de Paola Buenrostro fue, precisamente, el primero en reconocerse como tal de forma oficial.