El movimiento estudiantil de 1968 y la Plaza de las Tres Culturas están íntimamente ligados a los orígenes del activismo LGBT+ en México.
Muchos de los momentos más importantes en la lucha por los derechos de la comunidad LGBT+ en México no habrían sido posibles sin el movimiento estudiantil de 1968.
Durante las décadas de los 60 y 70, las personas LGBT+ sufrían persecuciones en México. La Policía realizaba redadas en reuniones de grupos homosexuales y realizaba detenciones arbitrarias. También extorsionaba a los detenidos o permitía que se exhibiera su identidad en periódicos amarillistas.
En medio de ese contexto, el movimiento estudiantil de 1968 no solo sentó las bases de la lucha en contra de la represión y a favor de los derechos civiles. Además, fue el semillero del activismo de muchos fundadores de los primeros movimientos homosexuales en México.
El 68 y Stonewall
En 2018, a 50 años de la masacre del 2 de octubre, Salvador Irys, director del Festival Internacional de la Diversidad, explicó —en entrevista con El Universal— la importancia del movimiento estudiantil de 1968 para el activismo LGBT+ en México. Al referirse al origen de los colectivos de la diversidad sexual en nuestro país, comentó:
«Tuvo que ver primero con Stonewall, pero también con el movimiento estudiantil de 1968, que fue algo mundial».
Ese mismo año, Carlos Martínez Carmona, investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, publicó un estudio titulado El Movimiento de Liberación Homosexual en México. En el mismo, el autor menciona que los miembros de los primeros colectivos LGBT+ en México participaron en el movimiento estudiantil de 1968.
«Resultó central para la emergencia del movimiento que un buen conjunto de activistas, sino es que todos ellos, habían formado y formaban parte de los movimientos de aquel momento: sindical, feminista, urbano popular y estudiantil. Algunos habían participado en el movimiento estudiantil de 1968. Otros se encontraban en las filas del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Mientras que algunas mujeres participaban en el movimiento de mujeres».
El movimiento LGBT+ y la Plaza de las Tres Culturas
Uno de los activistas que participó tanto en el movimiento del 68 como en los primeros colectivos LGBT+ es Luis González de Alba. El escritor fue uno de los líderes del movimiento estudiantil, hecho que incluso provocó su encarcelamiento en Lecumberri. Posteriormente, en la década de los 70, fundó junto con otros activistas el Frente Homosexual de Acción Revolucionaria (FHAR).
Finalmente, en 1978, el movimiento estudiantil del 68 y los colectivos de la diversidad sexual convergieron en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco para darle visibilidad a lo que posteriormente se convertiría en el movimiento LGBT+. El 2 de octubre de ese año se realizó una marcha para conmemorar la masacre ocurrida 10 años atrás.
En esa movilización participó por primera vez un contingente organizado de colectivos de la diversidad sexual. Además del FHAR, marcharon el Frente de Liberación Homosexual, el Grupo Lambda de Liberación Homosexual, el Grupo Lésbico Oikabeth y el Grupo Lesbos. En una columna publicada en 2018, Luis González de Alba recordó el momento:
«Tendré hoy el imborrable recuerdo de la manifestación por los primeros 10 años, cuando volví a la Plaza de las Tres Culturas con un brazo enlazado en el brazo del amor de mi vida […] entramos a la Plaza para oír, primero estupefactos, al presentador a cargo de anunciar el arribo de cada columna, luego riendo a carcajadas, porque vio la manta sostenida por Juan Jacobo Hernández y los primeros valientes: Frente Homosexual de Acción Revolucionaria, FHAR, y se atragantó: —¡Y ahora entra el Frente… Frente… gulp de Acción Revolucionaria».
2 de octubre… ¿No se olvida?
Del mismo modo que el movimiento estudiantil de 1968 sentó las bases de la lucha por los derechos civiles en México, los activistas que marcharon en la Plaza de las Tres Culturas cimentaron el camino de la lucha por los derechos LGBT+. Firmaron y publicaron el primer manifiesto a favor de los derechos de los homosexuales. También inauguraron espacios donde la comunidad podía expresarse libremente. Y en la década de los 80, crearon las primeras organizaciones para apoyar a las personas que viven con VIH. De ahí la importancia de hacer valer la consigna de que el 2 de octubre no se olvida.
El 2 de octubre de 2018, el mismo día que se quitó la vida, Luis González de Alba publicó un texto crítico con la forma en que se aborda la conmemoración el la actualidad:
«Habrá una manifestación de chavos que no saben qué es lo que “no se olvida” porque ya lo olvidaron o nunca lo han sabido. Habrá hordas de vándalos robando, quemando, golpeando. Si no los detiene la policía serán infiltrados al servicio de la policía y pretexto para reprimir a los ordenados manifestantes. Pero, si logra detener a algunos, mágicamente se transformarán en “presos políticos”, chivos expiatorios del vandalismo de los infiltrados por la policía».
De modo que, el 2 de octubre no solo se conmemora al movimiento estudiantil del 68; también a los pioneros del activismo LGBT+.
Con información de El Universal y del Instituto de Investigaciones Sociales.