jueves, abril 25, 2024

¿Dónde estamos las mujeres en lo LGBT?

Parecería que son muchos más los hombres gays, entonces ¿dónde quedamos las mujeres dentro de lo LGBT? Aquí analizamos más a fondo este ‘misterio’.

Es común que durante el Mes del Orgullo veamos un porcentaje mayor de hombres ––y que además suelen ser cisgénero, gays, blancos, sin discapacidad y de clase media/alta–– que mujeres en diversos espacios, desde portadas de revistas hasta conversatorios institucionales. Entonces ¿dónde estamos las mujeres en lo LGBT?

¿A qué se podría deber este fenómeno? ¿Será que somos numéricamente menos? ¿Que no nos interesa tomar esos espacios? ¿Que hay sesgos sexistas que nos impiden tomarlos?

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“Visibilidad LGBT”, Ribs (2019)

Analizaré estas preguntas pensando sobre todo en mujeres cis, ya que hasta cierto punto nos atraviesan dinámicas distintas de género que a nuestras compañeras trans, pero varias de estas observaciones sin duda aplican para todas nosotras.

Incluyen a lesbianas y trans en video del Gobierno

Así que… ¿cuántas somos?

Medir a la población LGBTQ+ es sumamente difícil. ¿Cómo nos contamos? ¿De acuerdo con nuestros deseos, nuestras prácticas, o con cómo nos nombramos? Si nos vamos con este último criterio, ¿cómo consultarnos?

No todas somos ––ni debemos ser–– abiertas en cuanto a nuestra sexualidad con quienes cohabitamos, entonces… poner una pregunta en el censo del INEGI presenta varias complicaciones, además de que nuestra identidad puede fluir.

Un acercamiento es hacer encuestas masivas, aunque siguen teniendo varios límites en cuanto a su alcance y nuevamente los criterios bajo los cuales consideraremos que una persona ‘es LGBTI+’ o no.

Un intento valioso fue el que hizo Conapred junto con la CNDH (¡#ConapredSíImporta!) en 2018: la Encuesta sobre Discriminación por motivos de Orientación Sexual e Identidad de Género (Endosig). Recabaron 12 331 respuestas a nivel nacional.

Población encuestada por orientación sexual e identidad de género

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Fuente: Conapred y CNDH, Endosig 2018

Del total de personas que contestaron, el 45.8% fueron hombres gays[1], lo cual es un número altísimo comparado a la siguiente población que más respondió, la de lesbianas, con un 16%.

Sin embargo, estos porcentajes se compensan bastante cuando sumamos a las personas bisexuales a la ecuación: dado que las mujeres bi representan un 15% del total de respuestas ante un 6.9% de los hombres bi, encontramos que, de esas 12 331 personas, el 31% fueron mujeres lesbianas o bisexuales y el 52.7% fueron hombres gays o bisexuales.

Sigue habiendo una diferencia significativa, pero por lo menos ya no es más del doble. Esto significa que por cada cinco hombres no heterosexuales podríamos esperar ver unas tres mujeres.

Pero eso no es lo que suele ocurrir, salvo en los espacios donde se hace un ejercicio deliberado para equilibrar la representación.


[1] A condición de que quienes hayan seleccionado ‘gay’ sean efectivamente sólo hombres y no mujeres o de otras identidades, quienes también llegan a identificarse de esta manera, el estudio tiene una metodología y presentación de resultados cuestionable en este sentido, además de que parecen haber juntado a personas trans y no-heterosexuales de tal manera que no se contabilizan las personas que pertenecen a ambas categorías.

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¿Qué otros factores escondidos habrá?

Primero sería importante señalar que los procesos a través de los cuales hombres y mujeres llegamos a identificarnos como gays, lesbianas o bisexuales no tienen las mismas tendencias.

Después de todo, ¿por qué observaríamos que en la Endosig hay seis veces más hombres gays que bisexuales, pero las lesbianas y bisexuales estamos en proporciones casi parejas?

Y más allá de cómo nombramos nuestra orientación sexual ya moviéndonos ‘dentro del acrónimo LGBT’, está el proceso mismo de reconocerse como no-heterosexual.

Hacer eso tiene un distinto peso para hombres que para mujeres, y ahí, quizá, podríamos considerar que la heterosexualidad obligatoria y la misoginia influyen, además de que las etiquetas ‘gay’ y ‘lesbiana’ no tienen la misma carga de estigma y podría resultar más difícil para las mujeres nombrarse de esa manera.

Las mujeres LGBT dentro del activismo

En la población de mujeres sáficas ––es decir, todas aquellas que sentimos atracción por otras mujeres–– resulta difícil encontrar aquellas dispuestas a alzar la voz en dinámicas activistas. Para empezar porque no cualquiera está dispuesta a vivirse de manera tan pública por el impacto social que pueda tener en nosotras.

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Pero también porque muchas no sienten que tienen las capacidades, o el ‘mérito’, para hacerlo (y esto igual en relación con el síndrome de la impostora).

Las mujeres somos más propensas a considerar que nuestra voz vale menos que los hombres, y por ello acabamos sobrecalificándonos cuando muchos hombres están satisfechos con la mediocridad.

Entonces, sin duda hace falta que desarrollemos más herramientas para confiar en nosotras mismas y entender mejor bajo qué criterios se nos evalúa a las mujeres LGBT.

Pero el cambio no sólo está en nosotras, sino también ––y sobre todo–– en quienes tienen recursos y toman decisiones, que en muchos casos son los hombres.

¿Cómo le van a hacer para que sus círculos y organizaciones no se compongan simplemente de sus amigos y de sus intereses sexoafectivos? Los cuales, por cierto, son tan frecuentemente otros hombres. 

¿Qué espacios y recursos están cediendo? ¿Qué tanto escuchan nuestras problemáticas y necesidades? Y ¿qué tanto trabajan en su propio sexismo?

Vivimos en un mundo patriarcal donde no se espera de las mujeres que seamos autónomas, que luchemos por nuestros derechos, ni que tengamos ninguna forma de poder. Y el medio elegebetero’ no es la excepción, aunque podríamos pensar que sí porque nadie aquí es conforme al ideal hetero-cis-sexista.

Estar en ‘los márgenes’ de la sociedad es lo que vuelve tan difícil que las mujeres disidentes seamos visibles y accedamos a posiciones de poder.

Tomemos conciencia de todas estas trabas y estemos alertas a las otras tantas por un mundo libre para todas las mujeres LGBT.

Fuentes: Conapred, CNDH y Endosig 2018

Sofía J. Poiré
Sofía J. Poiré
Reflexiono mucho acerca de género y diversidad sexual, especialmente en Balance, donde trabajo justicia sexual y reproductiva para mujeres* lesbianas y bi/pansexuales. En mis ratos libres veo las caricaturas que promueve el lobby gay, tuiteo memes lenchos y fotos de animalitos.

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