Hay grasas que debemos eliminar de nuestra dieta. Independientemente de si queremos bajar de peso o no, de plano, algunas no son necesarias.
Si queremos eliminar grasa de nuestro cuerpo, tenemos que dejar de meterle grasas ‘malas’. Pero ¿cuáles son las villanas en la historia de la nutrición? ¡Ah! Eso es precisamente lo que te vamos a contar aquí.
Naturalmente, nuestro cuerpo necesita que comamos grasa. En sí, la grasa no engorda cuando nuestro organismo la utiliza para distintos procesos. Pero es importante que sepamos qué grasas sí son necesarias y qué grasas ‘están de más’ y, por lo tanto, es mejor eliminarlas de nuestra dieta.
Sí, hay grasas ‘buenas’ y grasas ‘malas’
Como en todo, en la nutrición también están ‘los buenos’ y ‘los malos’. Y el caso de las grasas no es la excepción. Debes saber que las grasas ‘buenas’ se dividen en insaturadas, poliinsaturadas y monoinsaturadas. Todas estas son ‘buenas’ porque, cuando las consumimos, tienen un propósito en nuestro organismo.
Por ejemplo, algunos aceites vegetales, aceites de oliva, cártamo, canola, girasol, maní y soya, las nueces, los frutos secos, aguacate y alimentos con omega 3 (salmón, atún y otros pescados), son grasas ‘buenas’.
Por otro lado, las grasas ‘malas’ son aquellas que encontramos, en su mayoría, en los productos de origen animal. Es decir, en la carne roja, piel de pollo, embutidos, lácteos (quesos, crema, manteca, etc.). Las grasas ‘malas’ se dividen en grasas transgénicas, saturadas e hidrogenadas.
Grasas transgénicas
Las grasas transgénicas —o ácidos grasos— son aquellas creadas por los humanos. Es decir, se elaboran de manera industrial. Estas grasas las encontramos en la carne de res, los lácteos y productos con grasas hidrogenadas —ahorita vamos a hablar de estas últimas—.
Nos hemos alejado de lo natural y todos sabemos que la naturaleza es sabia. Todo lo que nuestro cuerpo necesita lo podemos encontrar en ella. Pero cada vez consumimos más alimentos procesados y justo ahí radica el problema.
«Al aumentar el consumo de alimentos altamente procesados, sintéticos y artificiales estamos privando a nuestro organismo de los nutrimentos naturales y esenciales. Como resultado, se genera un desbalance y aumenta el acumulo de grasa corporal. El tejido graso almacena las sustancias desconocidas que se ingieren».
—Nutrióloga y health coach Maribel Autrique
Grasas saturadas
Las grasas saturadas se encuentran en productos como la mantequilla, carnes, embutidos, quesos, leche entera, grasa de cerdo y derivados. Ojo: porque también aceites como el de coco y palma entran en esta categoría.
El problema con las grasas saturadas es que, inevitablemente, elevan el colesterol ‘malo’. En realidad, si dejamos a un lado que son una delicia, no tienen muchos beneficios que digamos, pues no aportan nutrientes para el correcto funcionamiento de nuestro organismo. Por ello, eliminar esta grasa de nuestra dieta siempre será una buena decisión.
No pasa nada —malo— si decides eliminar las grasas hidrogenadas de tu dieta
El problema con las grasas hidrogenadas es que se crean mediante procesos químicos. Estos procesos las convierten en algo no muy saludable que digamos. En general, este tipo de grasas las encontramos en los productos enlatados, envasados, productos horneados y, obviamente, en la fast food.
Independientemente de que todas estas grasas nos engordan mucho, es importante entender que consumirlas no es 100% necesario. En pocas palabras, todos los alimentos que mencionamos anteriormente ‘están de más’. Eliminar toda grasa innecesaria de nuestras vidas nunca será una mala decisión, al contrario.
«La clave está en no abusar de las grasas, ni siquiera de las ‘buenas’».
—Nutrióloga y health coach Maribel Autrique
Poco a poco se llega lejos. Si evitas comer este tipo de alimentos y, además, empiezas a agarrarle el gusto a hacer —aunque sea— un poquito de ejercicio, estás del otro lado.