sábado, abril 20, 2024

Otro mundo posible: más allá de las luchas LGBT+ hegemónicas

Es hora de dejar de conformarnos y cambiar la perspectiva, hay que mirar más allá de las luchas LGBT+ hegemónicas y su experiencia.

Necesitamos imaginar un mundo distinto y para lograrlo podemos empezar por ver más allá de las luchas LGBT+ hegemónicas y cuestionar su experiencia. Imaginemos que hoy vivimos en un México donde todos tenemos acceso a la salud, una vivienda digna, alimentación, educación, recreación, empleos con salarios justos. Pensemos que vivimos en país donde todas las personas pueden desarrollar libremente su personalidad y sexualidad y todas las diversidades sexuales y de género son respetadas. Imaginemos igualdad de oportunidades para la gran mayoría. Sería maravilloso, ¿no? CONOCE A ESTE JOVEN HUICHOL QUE MUESTRA SU ORGULLO GAY EN YOUTUBE.

Un mundo al revés

Si la mayoría de los habitantes del territorio tuviera acceso a sus derechos, estadísticamente estaríamos hablando de poblaciones indígenas, racializadas, afrodescendientes, de la diversidad sexual y de género. Sin embargo, esto no es así. Actualmente, solo una minoría tiene garantizados sus derechos, la cual está formada por personas que viven en contextos con mejores y mayores oportunidades que el resto de la población. Sus preocupaciones son distintas a las del primer grupo, pues son personas —en su mayoría— blancas o no racializadas, con poder económico o político. En gran medida viven en las zonas exclusivas de las ciudades y capitales.

Si viviéramos en un mundo al revés, tal vez para contraer matrimonio o unión civil entre personas del mismo género sería necesario viajar de la ciudad a la provincia. O veríamos un aumento en los asesinatos por crímenes de odio, especialmente de hombres gays blancos, como actores, cantantes, periodistas, académicos, modelos. A diferencia de quienes suelen ser las víctimas en nuestra sociedad. Quizá los gobiernos no mencionarían esos casos porque las víctimas tendrían tonos de piel muy claros y poco importarían sus derechos.

Por otro lado, para las personas históricamente oprimidas —especialmente las personas de la diversidad sexual y de género— el acceso a los derechos estaría asegurado. Existiría total respeto y reconocimiento de las personas trans. Los gobiernos locales garantizarían salud y acompañamiento a quienes decidan transicionar.

A las comunidades indígenas se les respetaría y consideraría parte fundamental del desarrollo de la sociedad. Las uniones civiles y matrimonio serían para todas las personas sin importar orientación sexual o identidad de género. El sentido de comunidad y pertenencia sería más estrecho, por lo que habría soporte emocional para las personas que salen del clóset. Los gobiernos garantizarían el ejercicio de todos nuestros derechos. ESTAS SON 10 MUJERES ORGULLOSAMENTE LGBT+ E INDÍGENAS.

La dura realidad: Encuesta nacional sobre discriminación

En México, las urgencias de las agendas blancas LGBT+ generalmente dejan fuera a las personas de la diversidad que además pertenecen a contextos rurales, periféricos, indígenas, racionalizados o de violencia. El énfasis en las luchas LGBT+ hegemónicas excluye, por ejemplo, a las personas que son homosexuales y deben dejar sus hogares en comunidades o espacios donde sus vidas corren peligro inmediato.

Según la Encuesta nacional sobre discriminación (Enadis, 2017), el porcentaje de la población encuestada de 18 años o más que cree que en México se respetan poco o nada los derechos de las personas trans es de 72%. Sobre los derechos de las personas homosexuales y lesbianas, este porcentaje es de 66%. Respecto a los derechos de personas indígenas, el porcentaje es de 65%, y para las trabajadoras del hogar remuneradas es de 62%.

El porcentaje de personas de 18 años o más que opinan que en México se respetan poco o nada los derechos de las personas afrodescendientes es de 56%. Mientras que el porcentaje de personas que cree que los derechos de las mujeres no se respetan es de 48%.

El 20.3% de la población indígena encuestada refirió haber sufrido discriminación durante el último año en el ámbito social. Por ejemplo, en servicios médicos, calle o transporte público e inclusive la familia. El 29.2% declaró que tuvo al menos un incidente de negación de sus derechos humanos. Asimismo, el 49.3% de las personas indígenas encuestadas afirmó que sus derechos no son respetados en el país. Sumando la orientación sexual disidente en este contexto, el nivel de discriminación y exclusión aumenta, de acuerdo a la Enadis 2017. MIRA CÓMO ES VIVIR EL RACISMO EN MÉXICO.

Según la misma encuesta, otro de los grupos mayormente discriminados es el de las personas que viven con VIH o sida. Por ejemplo, 74% de las personas encuestadas no rentarían una vivienda a una persona que vive con VIH o sida. En este mismo sentido, el 56% de las mujeres encuestadas no aprobaría que sus hijos se casaran con una persona que vive con VIH. Por otro lado, el 57% de quienes dijeron estar en desacuerdo fueron hombres.

Preguntas difíciles sobre las luchas LGBT+ hegemónicas

Todas las luchas de la agenda LGBT+ importan y todas son necesarias. Sin embargo, debemos empezar a cuestionar ciertos aspectos de nuestras prácticas políticas en las luchas LGBT+ hegemónicas.

Miremos a otras formas de luchas LGBT+ no hegemónicas. / Foto: Instagram (@indegenasLGBTQ)

¿Se han preguntado de qué le sirve una ley de matrimonio igualitario a un homosexual que se ha quedado sin familia después de salir del clóset? Tal vez su preocupación principal sea otra si vive en la calle con pocas oportunidades de encontrar un empleo y tener una vida digna. ¿De qué le sirve a este homosexual adoptar si no tiene una vivienda digna, un trabajo, acceso a la salud ni el apoyo de su familia o el respaldo del Estado?

Podemos preguntarnos de qué nos sirve aspirar a un modelo de vida gay blanco heteronormado. Es decir, aspirar al consumo desmedido de todo tipo (el llamado mercado rosa) cuando gran parte de este consumo perjudica a quienes más jodidos están. A esto podemos agregar que muchas comunidades indígenas son despojadas de sus territorios para la extracción de minerales, petróleo o agua. Estos proyectos extractivistas o de infraestructura ponen en riesgo sus vidas. Y no olvidemos a los homosexuales indígenas que viven dos vidas a escondidas por miedo al exilio o a la muerte.

¿Por qué buscamos cuerpos musculosos, hegemónicos, blancos, cuando son los primeros en ejercer discriminación hacia personas que vivimos con VIH? Cuando nos llaman ‘infectados’ o ‘sidosos’, ¿de qué nos sirve enorgullecernos por tomar la PrEP si en las aplicaciones ofendemos y bloqueamos a quien comparte su diagnóstico de VIH? ASÍ ES EL RACISMO EN LAS APPS.

Me parece necesario entender que vivimos en un país profundamente desigual donde hay personas que necesitan ayuda extra para poder ejercer sus derechos básicos universales y sobrevivir. Es importante aceptar que el consumismo y capitalismo rosa o el ‘mercado Gay®’ —como me gusta nombrarle— jode a los más jodidos. De ahí que sea importante cuestionar las luchas LGBT+ hegemónicas.

¿Por dónde empezar?

Solo cuestionando estas luchas LGBT+ hegemónicas aceptaremos que somos gran parte de ese problema que sigue generando más desigualdad e invisibilizando otras necesidades más urgentes. Por ejemplo, urge exigirle al Estado —porque es lo que hay— nuevas formas de unión que nos brinden los beneficios legales que el matrimonio ofrece. Si no exigimos con gran urgencia una ley de identidad trans a nivel nacional, no habremos entendido el sentido de la comunidad.

Dejamos de conformarnos con poco. Desterremos la colonial ‘G’ y agreguemos al tan bello y diverso ‘letrario’ las letras según cada persona se identifique. La ‘H’ de ‘homosexual’, la ‘J’ de las ‘jotas’, la ‘P’ de ‘puto’, la ‘M’ de los ‘maricones o mayates’.

Necesitamos dejar de pensar que todos queremos formar una familia, adoptar o encajar en un modelo igualmente binario y normativo medianamente aceptado por la hegemonía patriarcal. Y aunque hay muchos que sí, consideremos luchar primero por garantizar los derechos básicos de todas las personas de la diversidad sexual y de género. LEE RAMONERA, POESÍA SOBRE LA SEXUALIDAD DE LOS MUXES.

Como población diversa, necesitamos reflexionar y voltear a ver a quienes están abajo. Hay que ver las necesidades de otras personas, pero sobre todo de las comunidades dentro de la población LGBT+. Sin la colectividad y un verdadero sentido comunidad, de apoyo y de respaldo, difícilmente lograremos que una ley de adopción entre personas del mismo género sea un triunfo tanto para quien vive en la capital como para quien vive en la costa Tutunakú, en la sierra de la Huasteca o en la Costa Chica de Guerrero.

¿Qué opinas sobre la posibilidad de otro mundo posible? ¿Te gustaría empezar a cuestionar ciertas nociones de las luchas LGBT+ hegemónicas?

Con información de la Encuesta nacional sobre discriminación 2017

Aldahir Jiménez
Aldahir Jiménez
Originario de Papantla, nación tutunakú. Comunicólogo por la BUAP; aprendiz de tiempo completo. Se desarrolla en temas de derechos humanos, salud sexual, prevención del VIH y derechos de los pueblos originarios.

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