Hace 5 años la depresión llevó al activista Alaín Pinzón a abandonar su tratamiento para el VIH y caer en etapa de sida. Sin embargo, encontró la fuerza para recuperarse y ayudar a que otras personas no pasen la misma situación.
Alaín Pinzón es la cara más combativa del activismo por los derechos de quienes viven con VIH en México. En febrero, ante el desabasto de medicamentos antirretrovirales, estuvo en la primera línea de las manifestaciones en las oficinas del IMSS. Y en octubre, cuando el Congreso aprobó una reforma para ‘manosear’ el dinero del Fondo de Salud para el Bienestar, encabezó un contingente que protestó en el Senado y logró conseguir una mesa de trabajo con legisladores.
En ambos casos, Alaín hizo escuchar las voces de miles de personas que viven con VIH en México. Y para lograrlo, no tuvo miedo de dejar de lado la corrección política, de ser estruendoso, hacer pintas, forcejear con policías o lanzar huevos con tal de no ser ignorado. ENTÉRATE DE QUÉ PASARÁ CON EL DINERO DEL FONDO DE SALUD PARA EL BIENESTAR QUE SE UTILIZA PARA EL TRATAMIENTO DE PACIENTES CON VIH.
Y es que la vida de Alaín Pinzón es precisamente una historia de lucha contra los estigmas alrededor del VIH, contra la depresión y contra el sistema de salud. Pero también es una historia de batallas ganadas, sueños cumplidos y proyectos a futuro.
Dolor e inspiración
En entrevista con Homosensual, Pinzón contó que su propia lucha contra el VIH y el sida lo llevaron a incursionar en el activismo tras casi perder la vida.
Alaín recibió su diagnóstico hace 10 años. Y en ese momento se encontró con que, además de su condición médica, tendría que luchar contra los estigmas, la discriminación y el rechazo por vivir con VIH. Esta situación lo llevó a una depresión que lo hizo abandonar su tratamiento antirretroviral y lo colocó al borde de la muerte:
«A mí me notifican en octubre de 2010 que vivo con VIH cuando me voy a hacer una prueba rápida en la Clínica Condesa. A partir de ahí yo guardo mi diagnóstico y me escondo. Entonces inicia un proceso de mucha vergüenza y de mucha negligencia de mi parte. Yo inicio tratamiento a los 10 días se haber sido diagnosticado, pero a los 7 días lo abandono por los efectos secundarios en mi cuerpo y en mi día a día, y también por el rechazo tan enorme que hubo de la única persona a la que le compartí mi diagnóstico, que en ese momento era mi pareja».
Momentos difíciles
En 2015, 5 años después de abandonar su tratamiento antirretroviral, Alaín Pinzón entró en etapa de sida. Desarrolló complicaciones en las vías respiratorias, como pneumocystis. Luego, al ser internado, adquirió infecciones nosocomiales. Sufrió una pérdida de peso de 30 kilos y tuvo que pasar 45 días en un coma inducido. Pero se recuperó. Decidió retomar el tratamiento que había abandonado e inició un proceso de perdón y autoconocimiento que lo llevó a aceptarse a sí mismo. Finalmente, esa experiencia marcó su vida y lo empujó al activismo. CONOCE LOS SÍNTOMAS DE QUE UNA PERSONAS CON VIH SE ENCUENTRA EN FASE DE SIDA.
«Esa sensación de dolor alrededor del VIH es lo que me anima a ser lo que soy ahorita».
El nacimiento de VIHve Libre
Tras superar la etapa de sida, Alaín Pinzón se convirtió en uno de los activistas más combativos por la defensa de quienes viven con VIH en México. Y en 2019, decidió crear su propia organización: VIHve Libre.
«VIHve Libre surge a partir de la idea de no estar solo. Después de 2015 yo pasé por varias depresiones importantes, las cuales han tenido soluciones muy bonitas. Y una de las soluciones a esa depresión es VIHve Libre. Logramos generar un espacio para personas con VIH en el cual se sienta que no estamos solos y podemos hacer cosas que impactan en la vida de las personas».
Actualmente, desde la trinchera de VIHve Libre, el activista Alaín Pinzón ofrece apoyo y terapia profesional gratuita para quienes viven con VIH. También canalizan a pacientes hacia el servicio de salud, entregan medicamentos a quienes no pueden pagarlos y entregan despensas a quienes perdieron su trabajo en la pandemia. CHECA LO QUE DICE LA SUPREMA CORTE SOBRE LOS TRATAMIENTOS PARA PACIENTES CON VIH EN HOSPITALES PÚBLICOS.
El hartazgo como motor
A través de su labor en VIHve Libre, Alaín ha vivido en carne propia los problemas que enfrentan quienes viven con VIH: discriminación, discursos estigmatizantes, falta de acceso a medicamentos, malos tratos en el sistema de salud, etc. De acuerdo con el activista, estas situaciones le producen un hartazgo que lleva al espacio público con su particular forma de protestar:
«El hartazgo lo llevo al espacio público. Me refiero al hartazgo de que nadie diga nada, o de que todos piensen que guardando las formas y sentándose en una mesa institucional, creyéndose las mentiras de los políticos y servidores públicos, vamos a avanzar. Y yo no estoy dispuesto a regalar mi tiempo, porque no tengo mucho. Pronto mi condición de salud va a ser una limitante física. Por eso no estoy dispuesto a escuchar mentiras».
Por ello, Alaín Pinzón piensa continuar siendo un activista incómodo para el sistema.
¿Cuáles son sus planes?
En sus planes está fundar una organización internacional que incluya en su agenda la unificación del sistema de salud y la capacitación adecuada del personal que atiende a pacientes con VIH:
«Si algo se nos ha negado es un trato digno en los servicios de salud. Es curioso, porque es una ironía muy extraña. El sistema que nos tendría que ayudar a mantenernos sanos en ocasiones termina por quitarnos la dignidad y la tranquilidad mental».
Finalmente, el activista Alaín Pinzón manda un mensaje a quienes, como le pasó en su momento, abandonan su tratamiento o deciden no iniciarlo por miedo a revelar su diagnóstico. CONOCE ALGUNOS GRUPOS DE APOYO PARA PERSONAS QUE VIVEN CON VIH EN CDMX.
«Lo único que les podría decir es que se vuelvan a ver con los ojos con que se veían antes de ser diagnosticados. Que sepan que son los mismos, y el diagnóstico no los limita».