La pandemia está lejos de terminar y Casa Frida necesita donaciones para seguir dando refugio a personas LGBT+ forzadas a escapar de sus hogares.
Más de 6 meses después de abrir sus puertas para ofrecer refugio a personas LGBT+ en situación de vulnerabilidad, Casa Frida enfrenta el reto de garantizar su sostenibilidad en lo que resta de la pandemia. Por ello, sus directores y usuarios apelan a la solidaridad de la comunidad a través de donaciones.
Pero más allá de lo que le depare el futuro, este proyecto ya cambió la vida de más de 60 personas que han pasado por sus habitaciones. Homosensual se acercó a Casa Frida para conocer los testimonios de su director, Raúl Caporal, y de algunos de sus habitantes. De este modo pudimos constatar que, lejos de ser un simple refugio, se trata de una familia diversa.
Una iniciativa por y para la comunidad
Raúl Caporal es cofundador y codirector del refugio para personas LGBT+ Casa Frida. En entrevista, cuenta que junto a la activista y diputada federal Lucía Riojas decidió crear este proyecto al notar las situaciones de violencia o vulnerabilidad en que quedaron muchos jóvenes de la comunidad debido al confinamiento por la pandemia.
«Esta iniciativa es totalmente emergente. Esto quiere decir que un día la pensamos y al día siguiente ya la habíamos abierto con los recursos que se tenían a la mano».
De mayo a la fecha Casa Frida ya brindó refugio a más de 60 personas LGBT+ de distintos orígenes y orientaciones. Actualmente cuenta con 17 residentes. La mayoría son chicos gays cisgénero. Pero también hay chicas lesbianas, personas no binarias y trans. Muchos tuvieron que huir de sus casas en CDMX. Pero también hay chicos, chicas y chiques de otros lugares del país y de Centroamérica.
Por otro lado, Raúl cuenta que Casa Frida es más que un refugio. Se trata de todo un proyecto de acompañamiento psicosocial para personas LGBT+. Quienes ahí llegan reciben atención médica y psicológica, alimentación, talleres y capacitaciones. ENTÉRATE DE LAS AMENAZAS QUE RECIBIÓ EL EQUIPO DE TRABAJO DE CASA FRIDA.
«Encontré una familia»: Adrián León
Adrián León tiene 20 años. Vive desde hace 4 meses en Casa Frida, y cuenta que el encierro de la pandemia implicó una convivencia forzada con sus agresores. Debido a su orientación sexual tuvo conflictos con las personas con quienes estaba viviendo.
Pero al llegar a Casa Frida, Adrián encontró mucho más que un refugio para personas LGBT+: encontró una familia.
«Encontré a una familia. Encontré a personas que no solamente predican el mismo pensamiento que yo, sino personas que, aunque no tengan el mismo tipo de pensamiento, son respetuosas al respecto».
Adrián cree que de no haber encontrado Casa Frida pudo quedar varado, durmiendo en una banqueta. En cambio, hoy se encuentra en un lugar que describe como ameno, donde puede hacer actividades en comunidad y sentirse acompañado todo el tiempo. CONOCE OTROS REFUGIOS PARA PERSONAS LGBT+ A LOS QUE PUEDES ACUDIR EN LA PANDEMIA.
«Casa Frida me ayudó a levantarme»: Richard
Otro de los residentes de Casa Frida es Richard, quien lleva cinco meses viviendo en el refugio para personas LGBT+. Él se identifica como demisexual y tiene 29 años.
Richard cuenta que el confinamiento por la pandemia lo expuso a la violencia física y verbal por parte de su padre. Cuando la situación se volvió insoportable, decidió despedirse de su mamá y sus hermanos, tomó una maleta con dos pares de pantalones y algunas camisetas y huyó de casa.
Sin tener ningún tipo de red de apoyo, Richard pasó la primera noche en la calle. Luego se enteró de la existencia de Casa Frida, acudió al refugio para personas LGBT+ y se enamoró del proyecto:
«Para mí, Casa Frida es el parteaguas más importante de mi vida. Es una sombrilla enorme que me ha protegido de todo, de la pandemia y de mi familia. Casa Frida ayudó a levantarme y a salir adelante. Y me ayudó también a romper y a tirar esos muros y miedos que siempre tuve».
«Acérquense a Casa Frida»
Richard considera que además de ser un refugio para personas LGBT+, Casa Frida le dejó algunas enseñanzas. Una de ellas es que encontró su pasión: ayudar a la gente. Ahora mismo está preparándose para dedicarse al activismo y poder apoyar a otras personas de la comunidad. Además, aprendió a amar su diversidad. CONOCE LA LABOR DE FUERA DEL CLÓSET, OTRA ORGANIZACIÓN QUE APOYA A PERSONAS LGBT+.
Si pudiera darle un consejo a las personas LGBT+ que pasan por situaciones como la que él vivió, les diría que intenten tejer redes dentro de sus propias familias. Pero también les aconsejaría que si es necesario, no duden en acudir a Casa Frida:
«Si se pudieran tejer redes no solo con mamá o con papá sino con tías, tíos o con personas dentro de la familia estaría genial porque tendrían esa oportunidad de que si papá o mamá los rechazan por lo que son, irse con otros miembros de su familia y seguir dentro del núcleo familiar. Si no se puede, yo los invito a que se acerquen a Casa Frida, porque es desgastante, melancólico y se siente mal que pasar una noche en la calle».
Donaciones para Casa Frida: un llamado a la solidaridad
Raúl Caporal comenta que para poder seguir dando refugio a personas LGBT+, Casa Frida necesita garantizar su sostenibilidad a través de donaciones:
«En este momento todos nuestros esfuerzos están en la procuración de recursos que nos permitan garantizar la operatividad de los trabajos comunitarios en 2021».
Garantizar esa sostenibilidad implica seguir pagando alquiler, servicios, mecanismos de seguridad, alimentos, atención psiquiátrica, trabajo social y capacitaciones para los residentes. Por ello, Raúl hace un llamado a la solidaridad.
Todos aquellos interesados en apoyar a Casa Frida para que siga dando refugio a personas de la comunidad LGBT+ pueden contribuir con sus donaciones en las plataformas de All Out y Donadora.