La apertura de un bar gay en la colonia Emiliano Zapata de Puerto Vallarta causó disgusto entre vecinos religiosos. Exigen la clausura del establecimiento.
El sábado 23 de enero, el bar gay Candy Bar abrió sus puertas en Puerto Vallarta, Jalisco, y este hecho hizo enfurecer a poco más de un centenar de religiosos que manifestaron su inconformidad en el Templo de la Santa Cruz. La protesta fue liderada por el sacerdote Esteban Salazar González.
Durante la concentración, los vecinos de la colonia Emiliano Zapata pidieron la asistencia de autoridades de Protección Civil y del Padrón y Licencias del Gobierno Municipal. Al llegar, los representantes de dichas instancias recibieron una carta que —en resumidas cuentas— solicitaba la clausura del bar gay. ESTAS SON LAS 10 COSAS QUE PASAN LA PRIMERA VEZ QUE VAS A UN ANTRO GAY.
De acuerdo con información recuperada por el diario local Tribuna de la Bahía, los creyentes argumentaron que el Candy Bar funcionaba como antro y fuera de los horarios permitidos. Algunos agregaron que el inmueble «contaba con un área de encuentros íntimos». MIRA CÓMO ECHÓ PASIÓN ESTA PAREJA EN PUERTO VALLARTA.
Como solución temporal, las autoridades firmaron una carta en la que se comprometieron a vigilar el bar e investigar si existe la posibilidad de iniciar un procedimiento de revocación de licencia.
Reuniones parroquiales, firmas y oficios en su contra
La incomodidad de los vecinos de la colonia Emiliano Zapata se originó desde el año pasado. Al enterarse del giro del nuevo negocio, el párroco Salazar González envió oficios al Ayuntamiento de Puerto Vallarta y al alcalde Arturo Dávalos. No obtuvo respuesta.
Así que decidió actuar por su cuenta. A principios de noviembre de 2020, el clérigo comenzó a circular un oficio para exigir el cierre del bar gay. Obtuvo 400 firmas.
Un par de semanas después, recibió una invitación por parte de los inversores del Candy Bar. En dicha reunión se informó que la apertura del lugar era un hecho. Las autoridades no encontraron ninguna razón para negar las actividades.
En entrevistas con Quadratín Jalisco y Tribuna de la Bahía, Esteban Salazar González ha insistido en que el rechazo al funcionamiento del bar gay no deriva de «un acto de discriminación», sino de una exigencia por hacer que se cumpla la ley municipal.
«Al preguntarme si estaba de acuerdo en que se estableciera un centro de ese tipo, un bar lounge, evidentemente no estuve de acuerdo. Porque ese tipo de giros no deben estar en un perímetro de 150/200 metros de un centro educativo o de un templo religioso. De un centro de culto».
Sin embargo, en el diálogo con las autoridades, un vecino —identificado como don Fausto— precisó lo siguiente:
«Vallarta era nuestro. Ya no podemos caminar por nuestras calles. Ahora pasa un gay aquí y él sí puede andar desnudo y hacer lo que quiera. Regrésennos nuestra soberanía».
¿Cuáles crees que sean las verdaderas razones para que los vecinos exijan que este bar gay deje de operar?
Con información de Quadratín Jalisco y Tribuna de la Bahía