Sí, la supergonorrea es real y aquí está todo lo que debes saber sobre esta infección bacteriana.
Aunque suena bastante aterradora, la supergonorrea no es una infección salida de un cuento de ciencia ficción que planea acabar con toda la humanidad.
Simplemente se le conoce así a una cepa de gonorrea que ha mostrado ser resistente a los medicamentos más comunes. Por eso, la semana pasada, un portavoz de la Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó una alerta para anunciar a la población de su existencia.
Sin embargo, no tienes por qué alarmarte. Aquí en Homosensual te dejaremos algunos de los datos más importantes sobre ella que debes tener en cuenta.
¿De dónde viene la supergonorrea?
Como habrás imaginado, la supergonorrea no surgió de la nada. No obstante, tampoco tiene un origen supercomplicado como de villano de película.
De acuerdo con la OMS, durante la pandemia de 2020 aumentó considerablemente el uso de antibióticos entre las personas, apuntando que del 71% de los pacientes de COVID-19 que los tomaron, solo el 4% los necesitaba.
Esta situación ha provocado que las infecciones bacterianas sean cada vez más difíciles de tratar, pues generan poco a poco resistencia a los medicamentos tradicionales.
Aunado a esto, el encierro provocó que muchas infecciones de transmisión sexual (ITS) no hayan sido tratadas de manera adecuada, lo que causó malos tratamientos que pudieron terminar en una supergonorrea.
Cabe señalar que su existencia no data de hace unos cuantos meses, pues desde 2015 se han reportado casos aislados en Reino Unido.
¿Cuáles son los síntomas de la supergonorrea?
Es muy complicado saber diferenciar a la supergonorrea de una normal si no se ha iniciado un tratamiento, pues no existen diferencias notables en sus síntomas.
Al igual que la gonorrea común, se puede identificar entre los hombres por una secreción genital espesa de color verde o amarillo y dolor al orinar.
Normalmente la infección tiene cura y se trata con ceftriaxona o azitromicina, pero la nueva cepa ha probado ser resistente a ambos medicamentos. Si este es el caso, tu médico será el encargado de decirte qué clase de tratamiento seguirás.
Para evitar todo esto, lo más recomendable es seguir las medidas normales de protección, como el uso del condón de látex.