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El ligue antes de Grindr: La vuelta mágica de Morelia

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Daniel Marín Mercado esperando en uno de los espacios de La vuelta mágica / Foto: Irene Valdivia

Te contamos qué es La vuelta mágica de Morelia y cómo ha cambiado con el tiempo.

En Morelia, Michoacán, a pesar de las apps de ligue como Grindr, sobrevive una tradición entre los hombres homosexuales que buscan encuentros entre pares conocida como La vuelta mágica. Para saber más de ella, Homosensual habló con Raúl Martínez Rojas, activista gay moreliano, y Daniel Marín Mercado, presidente de la asociación Responde Diversidad.

¿Dónde sucede?

A lo largo de los años, las personas de la diversidad sexual hemos buscado puntos de encuentro con otras personas LGBT+. Regularmente, estos se han localizado en el centro histórico de distintas ciudades, por lo general muy cerca de la catedral. Morelia no es la excepción. Al respecto, Raúl Martínez Rojas, activista gay, reflexiona:

«En Guadalajara, por ejemplo, la zona de encuentro es detrás de la Catedral, por lo que pareciera que los homosexuales buscamos el cobijo y estar a la sombra de Dios para cometer nuestras fechorías. En Morelia, la plaza de Armas fue por muchos años el lugar donde nuestra población se encontraba. Por el diseño de las calles y la posición de la Catedral (a mitad de la plaza) el flujo vehicular permite que haya ligue entre un peatón y el conductor que lo encuentra caminando».

Este recorrido se realiza entre los establecimientos gay de la ciudad. Algunos son el histórico bar Rojas, los baños Valladolid y el cine porno Arcadia. También atraviesa los jardines de la biblioteca pública y de plaza de Armas. El recorrido llega al lugar donde estaba el ahora extinto cine Rex y a la siempre abierta Cueva de Chucho. Es conocido como La vuelta mágica porque pasabas una vez y veías a un chico, el peatón, pero al dar la vuelta a la cuadra y regresar, él ya no estaba. Después de un rato, regresabas y estaba ahí otra vez.

Este es el recorrido de La vuelta mágica. / Foto: Google Maps

¿Cómo se hace La vuelta mágica?

La lógica del ligue y el movimiento en auto obedecen a la moralidad de la ciudad. Daniel Marín Mercado reflexiona que se deben «a la obligación de no exhibirte como homosexual y, aún entre otros homosexuales, a no ser identificado».

Continúa narrando Martínez Rojas:

«En los bares gay de la ciudad, situados en las calles de Allende y Aldama, se ligaba, pero no se salía juntos al cerrar este. Se encontraban en la plaza, donde el peatón esperaba al ligue pasando en su auto para subir con él, darle un beso, un faje o, con mucha suerte, dormir juntos».

Este ritual ha evolucionado no solo por las apps y la noción de seguridad en la ciudad, sino por la acción policial y la higienización del espacio. Por ejemplo, el cruising, realizado especialmente en la plaza de Armas y en el jardín de la biblioteca pública, fue perseguido sin éxito gracias a la distribución del espacio.

Sobre esto, Raúl Martínez comparte que no era extraño encontrar hombres trepados en los árboles para tener prácticas sexuales entre las copas y esconderse así de la Policía. Esto ocurría en el corredor oscuro del borde poniente del patio de la Catedral y la plaza Benito Juárez. Ahí, aunque el municipio colocaba alumbrado público para responder a las quejas vecinales, este siempre terminaba fundido, roto o con desperfectos eléctricos. Muchos hombres homosexuales aún frecuentan este espacio al cierre de los antros, pero cada vez es menos habitual.

La vuelta en la época contemporánea

Con notoria nostalgia, ambos entrevistados comparan la experiencia de ligue en el espacio, donde los juegos de miradas y los códigos corporales como saludos que comunicaban el rol sexual, la práctica que les interesaba o la disponibilidad, con el ligue a través de las apps. CONOCE ESTAS 7 RAZONES PARA RENUNCIAR A LAS APPS DE LIGUE.

Martínez Rojas considera que la comunicación no verbal entre hombres gay en espacios de la comunidad se pierde porque los espacios también se pierden. Gracias a priorizar los encuentros vía digital, donde el anonimato en las apps ha cosechado discursos gordofóbicos, racistas y etaristas (entre otros) como filtro mediador de las relaciones homosexuales, se han sacrificado rituales como el baile y la entrega de rosas en el bar, que cada vez son menos frecuentes. Esto lo atribuye a que las generaciones mayores de homosexuales han fallado en comunicar a los jóvenes sobre los espacios anteriormente reclamados por la comunidad. Tampoco se ha generado interés en las nuevas generaciones para explorar otras dinámicas fuera del internet.

Daniel Marín en otro de los espacios de La vuelta mágica de Morelia / Foto: Irene Valdivia

Por su parte, Daniel Marín señala que, aunque pueden coexistir las diferentes técnicas de ligue, la lamentable situación de seguridad atraviesa también a las aplicaciones. No poder comprobar la identidad de la persona con quien contactas hasta el momento del encuentro, el incremento de asaltos a jóvenes gay por medio de Grindr, la extorsión, el robo de datos a través de los perfiles y el abuso de sustancias en aumento entre la población gay adolescente y jóvenes adultos fomentan dinámicas donde las prácticas de riesgo crecen. Incluso, el consentimiento es amenazado por la pérdida de consciencia o por ser grabado sin tu conocimiento al llegar al lugar del otro. MIRA NUESTRA GUÍA DEL LENGUAJE CODIFICADO EN APPS DE LIGUE GAY.

¿Podrá sobrevivir La vuelta mágica a la revolución digital en las relaciones homosexuales o no estarán los hombres gay más jóvenes interesados en revivir esta tradición?