Al hablar de depresión, «échale ganas» se ha vuelto una frase cliché. Te contamos qué tanto ‘sirve’.
Las personas que no han caído en depresión profunda difícilmente imaginan qué tan incapacitante puede ser para quien la padece —aunque le ‘eche ganas’—. Por esa razón y seguramente con las mejores intenciones, mucha gente no duda en hacer recomendaciones a conocidos y desconocidos para ayudarles a salir del bajón emocional.
Las sugerencias típicas son: «haz ejercicio», «piensa positivamente», «prueba flores de Bach», «adopta un perrito», «¡échale ganas!». Estos consejos —y otros— no son en sí malos. Es posible que a algunas personas les hayan resultado útiles de algún modo. Pero si tú has experimentado depresión intensa, seguramente conoces la frustración de escuchar constantemente recomendaciones sobre lo que tendrías que hacer para sentirte mejor.
Un videojuego para comprender mejor la depresión
Con la intención de mostrar a otros cómo se siente vivir con depresión, la programadora y escritora Zoë Quinn creo un videojuego titulado Depression Quest. A la fecha, su invención ha sido jugada por más de dos millones de personas. En el juego de video —muy al estilo de los libros Elige tu propia aventura— eres un adulto joven que vive con depresión. Si no entiendes la referencia, es porque eres joven.
La historia te presenta distintas situaciones en las que debes tomar una decisión. Por ejemplo: te quedas en cama o vas a trabajar, aunque no tengas ganas; le cuentas a tus padres cómo te has sentido realmente o les dices que todo está bien.
Por supuesto, a diferencia de la mayoría de los videojuegos, el héroe no rescata a la princesa ni salva al reino. La experiencia de Depression Quest es deliberadamente anticlimática. En realidad, la idea de su programadora era recrear los aspectos más oscuros de la depresión. Su objetivo es que las personas que no han padecido esta enfermedad pudieran darse una idea de lo implica en el día a día.
El videojuego de Zoë Quinn es una propuesta que ayuda a comprender un poco mejor a las personas que viven con depresión —y a dejar de decir «échale ganas»—. Pero más importante aún es el hecho de que representa un esfuerzo creativo por hablar de una experiencia de la que no es fácil platicar.
Con frecuencia, quien tiene depresión carece de las palabras para explicarse a sí mismo. Y, sin embargo, poner en palabras la propia experiencia puede ser un valioso recurso para salir de la inercia en la que fácilmente caes cuando estás deprimido. Al respecto, es común ver televisión por horas sin poner atención, scrollear en redes sociales hasta que te duelan los pulgares, comer de más, beber de más y pasar el día en la cama.
Psicoterapia vs. «échale ganas» para tratar la depresión
Algunas personas son capaces de encontrar en la escritura o en el arte una especie de autoterapia. Sin embargo, para la psicoterapia es una opción más viable. Tal vez te preguntes por qué puede ser útil hablar con un desconocido de lo que te pasa o en qué se diferencia de hablar con un amigo.
Un psicoterapeuta no se va a espantar por lo que le cuentes. Los psicólogos clínicos han llevado una formación muy específica. Además, su experiencia les permite escuchar sin juzgar los aspectos más negativos u ‘oscuros’ —por decirlo de alguna manera— de la vida emocional de las personas. Por esta razón, un terapeuta no te va a pedir que pienses positivamente ni te dirá simplemente «échale ganas».
El tipo de conversación que se tiene en un proceso psicoterapéutico te permite descubrir las causas subyacentes de tu depresión. Esto te ofrece la oportunidad de hacer ajustes importantes en tu vida.
Cuida tu salud mental, cuídate de la depresión
Las condiciones de aislamiento social en las que estamos viviendo pueden causar que desarrolles depresión. Sobre este trastorno de salud mental, es más honesto y realista decir que no existen soluciones milagrosas. Algunas veces, solo se necesita un tiempo para sanar. En otras, consultar a un profesional de la salud mental puede ser el primer paso para construir una vida más satisfactoria y —sin que sea una obligación— posiblemente feliz.