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Gaydar: ¿Qué dice la ciencia y qué tan dañino puede ser?

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Te contamos todas las aproximaciones científicas que hay acerca del gaydar. / Foto: The Conversation

Te explicamos qué dice la ciencia sobre el gaydar y por qué puede ser un término problemático al hablar de la orientación sexual e identidad de género.

Entre los muchos términos que se popularizaron en la primera década de los 2000 se encuentra ‘gaydar’, vocablo que, si bien es uno de los más utilizadas entre las personas LGBT+, puede ser un tanto discutible al momento de abordar temas de diversidades sexogenéricas, por lo que es importante saber qué se dice desde el campo de la ciencia e historia.

Aunque es una expresión más que popular entre zillenials, su origen se remonta a la década de los 80. Tiene algunas variaciones. Entre ellas destacan queerdar’, dykedar’ y lesdar’. No es tan común, pero también es posible encontrar el concepto con una terminación distinta: ‘gay-nigdar’

Si eres de las personas a las que les preocupa el reconocimiento formal de las palabras, te decimos que ‘gaydar’ (sin considerar sus variables) se incluye en el Green’s Dictionary of Slang. Conformado por muchísimos volúmenes, es un diccionario dedicado a la historia del habla inglesa.

Además de este dato, otra de las puntualizaciones a tomar en cuenta es que en el presente texto nos ocuparemos de ‘gaydar’ como sustantivo. Si sueles leer portales en inglés, es muy probable que tengas en mente que a principios de 2018 se habló de una aplicación que llevaba este nombre.

Fue lanzada en noviembre de 1999 y su finalidad era que los hombres gay y bisexuales se conocieran en salas de chat, platicaran y, si las cosas fluían, se vieran en persona. Gaydar como aplicación quedó fuera de la conversación durante algunos años porque sus creadores (Gary Frisch y Henry Badenhorst) fallecieron.

Una vez aclarado lo anterior, podemos continuar.

¿De dónde viene la palabra ‘gaydar’ y qué significa?

La construcción etimológica es bastante simple. Consiste en la mezcla de gay+radar. Así como se reporta desde la red de medios The Conversation, se empezó a utilizar en 1982. Desde entonces se le definió como «un sexto sentido» para ‘identificar’ a las personas que no eran heterosexuales.

En caso de que te gusten las definiciones concretas y formales, aquí te va la del Green’s Dictionary of Slang:

«Gaydar (sustantivo): supuesta percepción sensorial que tienen lesbianas y gays de detectar a otras personas gays y lesbianas en su entorno».

De acuerdo con la fuente anteriormente citada, los primeros medios que hicieron referencia al gaydar fueron The Village Voice, Bay Area Reporter y The Guardian. En una entrevista con Western Gazette, la académica y especialista en teoría crítica, estudios culturales y teoría feminista y de género, Susan Knabe (Western Arts & Humanities), reconoció que la palabra gaydar’:

«Surgió de la forma en que las minorías sexuales, históricamente perseguidas, se hicieron visibles para otros miembros de esa comunidad».

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Darcy (Heartstopper) es uno de los personajes LGBT+ que cree en el gaydar. / Foto: Netflix

Acercamientos científicos

Así como otros términos del argot LGBT+, gaydar’ causó interés en los grupos dedicados al estudio de la lengua. Sin embargo, este no fue tan grande como el que se planteó desde la ciencia.

Desde ciertos grupos se encabezaron investigaciones al respecto. Una de ellas estuvo a cargo del Departamento de Psicología de la Universidad de Wisconsin-Madison (UW): Inferences About Sexual Orientation: The Roles of Stereotypes, Faces, and The Gaydar Myth” en The Journal of Sex Research.

En dicha aproximación de 2015, las y los especialistas subrayaron que era un término relevante en «la cultura pop» para hacer referencia a «una etiqueta alternativa para basarse en estereotipos respecto a la orientación sexual». No obstante, también se quiso abordar la hipótesis en la que se aseguraba que el gaydar era:

«Un proceso de percepción facial que permite identificar la orientación sexual a partir de la estructura del rostro».

Tras llevar a cabo el estudio, las y los investigadores recalcaron que, al momento de observar a una persona, predominaron los estereotipos. Para tener un elemento diferencial, se separó a las y los participantes en 2 grupos. A uno se le habló sobre el gaydar y al otro no. Según los resultados, a quienes se les explicó este concepto presentaron mayores evaluaciones basadas en estereotipos. LEE LO QUE DICE LA CIENCIA SOBRE EL GÉNERO.

La importancia del enfoque social

La metodología para hacer este tipo de investigaciones cambió y se fortaleció con el paso de los años. En 2003, el volumen 44 de Journal of Homosexuality publicó algunos de los detalles de la investigación que realizó Scott G. Shelp, especialista de la Universidad Estatal de California.

En ella se levantó una encuesta en internet en la que participaron hombres gay. Se les presentó un video con distintos rostros. A partir de la proyección, se les preguntó sobre la orientación sexual de los desconocidos. El concepto y la hipótesis que guio el estudio fue «adaptative gaydar».

4 años después del trabajo de Shelp, la doctora Lisa M. Woolery (Departamento de Psicología de Avila University), se interesó por el análisis cognitivo detrás del gaydar. En este paper académico el elemento diferencial fue el enfoque. La especialista abordó al gaydar como una «habilidad». Además, se prestó atención especial a los procesos de socialización de hombres gay y mujeres lesbianas.

Gran parte de la historia y ciencia detrás del gaydar se ha enfocado en problematizar el rol que juegan los estereotipos en temas como la orientación sexual. Empero, algunas y algunos especialistas no descartan observaciones que les parecen pertinentes.

Tal fue el caso del grupo de estudio conformado por investigadores del Departamento de Psicología de la Universidad de Toronto, California-Los Ángeles y Nueva York.

En el artículo titulado Evidence for the Absence of Stimulus Quality Differences in Tests of the Accuracy of Sexual Orientation Judgments: A Reply to Cox, Devine, Bischmann, and Hyde” se rescata que en el gaydar puede haber otros estímulos además de los estereotipos. Por ejemplo: «las señales sensoriales». Según se detalla en el paper, esta fue una de las conclusiones a las que se llegó después de la revisión de 61 investigaciones realizadas entre 2007 y 2016.

Pregunta para la ciencia: ¿el gaydar puede ser considerado una «singularidad biológica»?

Sumado a estas puntualizaciones de revistas indexadas, contamos con los datos que se reportan desde New York Magazine. En un artículo de 2007, el escritor, investigador, periodista especializado en temas LGBT+ y cineasta estadounidense David France rescató un par de hallazgos estadísticos que permiten pensar en el gaydar. Conforme a lo expresado por el también editor de Newsweek se tiene en cuenta que:

«Los hombres homosexuales y las mujeres lesbianas tienen un 50% más de posibilidades de ser zurdos o ambidiestros que las personas heterosexuales».

En dicho escrito —que reunió conversaciones con especialistas en neurociencia, psicología y feminismo— también se habla de la relevancia que tienen rasgos como las huellas dactilares (específicamente en el pulgar y el meñique de la mano izquierda), patrones del cabello, el tamaño de los brazos, el funcionamiento de los oídos e incluso la respuesta inmunológica.

Con todo y lo problemático que pueden resultar estos enfoques, la ciencia ha dedicado un tiempo y espacio significativo al gaydar desde un concepto llamado «singularidad biológica». Esta clase de investigaciones datan, al menos, desde 1991. Según France, el primer estudio dentro de estos criterios fue el del neurocientífico Simon LeVay. CONOCE LA POLÉMICA DETRÁS DEL ALGORITMO QUE ‘ADIVINA’ LA ORIENTACIÓN SEXUAL.

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¿Alguna vez habías escuchado que las huellas dactilares eran un rasgo de singularidad biológica? / Imagen: New York Magazine

¿Qué más aprendemos de este tema?

Una de las cosas que no podemos perder de vista al hablar de la ciencia detrás del gaydar es que, además de abordajes que llegan a ser problemáticos, la constante falta de presupuesto para investigaciones como las citadas anteriormente vislumbran la postura poco LGBT+ que ha prevalecido en el campo del conocimiento.

En un intento de conciliación entre los hallazgos científicos y el peso que tiene la teoría social para el abordaje de temas relacionados con la diversidad sexual, desde las distintas disciplinas se ha subrayado que «la biología no lo determina todo».

Aquí ha sido más que fundamental la amplia gama de corrientes teóricas que se construyen desde los feminismos. Asimismo, las y los investigadores comprometidos con los derechos humanos han solicitado que sus trabajos no sean utilizados para legitimar y empujar discursos de odio.

Porque eso también hay que decirlo: en algunas ocasiones la categoría de «singularidad biológica» se ha querido utilizar para patologizar las orientaciones sexuales e identidades de género no hegemónicas.

¿Ya sabías la historia del gaydar y todo lo que se plantea desde el campo de la ciencia?

Con información de Western Gazette, The Journal of Sex Research (Vol. 53, 2016), Journal of Homosexuality (Vol. 44, 2003), Journal of Homosexuality (Vol. 53, 2007), The Journal of Sex Research (Vol. 54, 2017), New York Magazine, CNN, The Conversation, Green’s Dictionary of Slang y Pink News