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Gays: dejemos de tomar y difundir fotos de hombres sin su consentimiento

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Queridos gays: tomar fotos de hombres en la vía pública y divulgarlas sin su consentimiento es violencia digital. / Foto: Freepik Company

Se tenía que decir: los gays debemos dejar de tomar y divulgar fotos de hombres sin su consentimiento.

Tomar y difundir fotos de hombres sin su consentimiento se volvió tan habitual entre los gays que a algunos les parece normal o inofensivo. Nada más alejado de la realidad.

Seguramente alguna vez te has topado en redes sociales con cuentas o usuarios que se dedican a tomar y subir fotos de chicos sin su consentimiento. Por supuesto, para beneplácito de otros hombres gays. Esta práctica, que había sido hasta cierto punto común —con las mujeres como objeto de la fetichización y acoso—, disminuyó gracias a la lucha feminista y a movimientos como el #MeToo.

Sin embargo, sigue siendo normalizada y hasta justificada en el caso de los hombres homosexuales. De hecho, existen cuentas en distintas redes sociales que se hicieron famosas por estas conductas. Se dedican a tomar fotografías en la calle o el transporte público y difundirlas sin consentimiento expreso de quienes ahí aparecen. Pareciera que nosotros, en tanto hombres gay, nos hemos autoconcedido el permiso de reproducir esas actitudes que hemos cuestionado en hombres heterosexuales. ¿Por qué en ellos está mal y nosotros nos permitimos semejantes concesiones?

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Comentario en el que se pone a discusión la incongruencia de hombres gay en materia de violencia sexual y violencia digital. / Foto: captura de pantalla de Twitter

De ‘heteros engañados’ y otros fetiches de los hombres gays

Una de las razones por las cuales se defiende esta clase de prácticas es por el ‘legítimo ejercicio de la sexualidad‘. Es decir, se ven estos actos como una suerte de actitud liberadora, transgresora o revolucionaria. Pero lo único que se transgrede es el concepto de consentimiento, que es fundamental para el sano ejercicio y expresión de la sexualidad.

En los hombres gays está muy arraigado tomar ciertas actitudes terribles y escudarlas bajo el término de ‘fetiches‘. Para nadie es un secreto que en redes sociales existen cuentas que se dedican a captar ‘heteros engañados‘ —especialmente Twitter, pues permite la difusión de desnudos y videos de contenido sexual—. Esto es, hombres que con mentiras y cuentas falsas de supuestas mujeres, envían fotos y videos íntimos que después se exhiben en redes. Todo ello como parte de un fetiche por ver hombres hetero —a quienes se considera el culmen de la masculinidad (¿?)—.

Por otro lado, existen también otros fetiches muy arraigados, como el de abusar de alguien que se encuentra bajo los influjos del alcohol o las drogas. Basta buscar en plataformas como XVideos —y otras similares— títulos como ‘amigo borracho’, ‘hetero borracho’. Ahí veremos qué tanto hemos adoptado ciertas conductas que son incluso delitos para asimilarlas como un objeto de deseo. No, esto no es simplemente un fetiche. Es cultura de la violación y nosotros la estamos permitiendo y alimentando.

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Publicar fotos de otros hombres sin su consentimiento es violencia digital. / Foto: captura de pantalla de Twitter

La autocrítica es la clave

¿Cómo es que los hombres gay hemos reproducido estas conductas claramente predatorias y violatorias de los derechos de otros? Esto se debe a que la mayoría de nosotros fuimos criados con reglas y estructuras típicamente patriarcales, donde el hombre puede —e incluso DEBE— imponer su propia fuerza, deseo y voluntad por encima de otros. A los niños es —o era— común preguntarles «¿Ya tienes novia?», “¿Cuántas novias tienes?». En este contexto, aprendimos a asumir el deseo y las relaciones como asuntos de pertenencia y de poder. Fuimos criados para pensar que los cuerpos a nuestro alrededor son objetos que están ahí para nuestro consumo. AQUÍ TE DECIMOS CÓMO CUIDARTE SI TRATAN DE EXTORSIONARTE CON TU PACK.

Por supuesto, esto no es así. Los demás, ya sean hombres, mujeres o personas no binarias, merecen nuestro respeto. Por esta razón, tomar fotos sin consentimiento, rolar o pedir packs filtrados, engañar para obtener fotos o videos de contenido sexual, debería ser una conducta que esté cuestionada y erradicada. Desde luego, no solo entre hombres heterosexuales, sino también entre nosotros. No nacimos deconstruidos. Tenemos que hacer un profundo y continuo ejercicio de autocuestionamiento. Debemos identificar cuáles de nuestras prácticas son parte del libre ejercicio de nuestra sexualidad y cuáles son actitudes predatorias o incluso francamente criminales.

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Algunos gays se dicen aliados de las mujeres pero reproducen conductas machistas y violentas contra otros hombres. / Foto: captura de pantalla de Twitter

La ley Olimpia: un paso importante para garantizar entornos libres de violencia digital

Gracias a la lucha feminista, este año se aprobó la Ley Olimpia. Más que una ley, es un conjunto de modificaciones jurídicas que buscan erradicar este tipo de prácticas y fomentar un entorno digital más saludable y seguro.

Esta dice al calce:

«se entiende como violencia digital aquellas acciones en las que se expongan, difundan o reproduzcan imágenes, audios o videos de contenido sexual íntimo de una persona sin su consentimiento, a través de medios tecnológicos y que por su naturaleza atentan contra la integridad, la dignidad y la vida privada de las mujeres causando daño psicológico, económico o sexual tanto en el ámbito privado como en el público, además de daño moral, tanto a ellas como a sus familias».

Si bien es un grandísimo avance, también deja algunas dudas. Por ejemplo, ¿únicamente las mujeres estarían amparadas por esta ley? Pues si bien en su parte inicial mencionan la palabra «personas» —en la que cabemos todas, todos y todes—, en la parte final se habla de salvaguardar la integridad, dignidad y vida privada de las mujeres.

Mientras esto se resuelve, deberíamos cuestionarnos: ¿realmente necesitamos que una ley nos diga que esta clase de conductas están mal? ¿No somos capaces de ver que a todas luces tomar fotos de otras personas sin su autorización expresa para convertirlas en nuestros fetiches es altamente violento?

¿Qué opinas tú de estas cuentas —gays o ‘hetero’— que se dedican a tomar y publicar fotos de hombres en la calle sin su consentimiento?