En México, los crímenes de odio no suelen ser registrados por las fiscalías, comentó en entrevista Jair Martínez, integrante de la organización Letra S.
Para solucionar un problema, lo primero que hay que hacer es reconocerlo. Sin embargo, en México, los crímenes de odio están invisibilizados. El Código Penal Federal no tipifica los homicidios cometidos en razón de la orientación sexual e identidad de género de las víctimas.
Por otro lado, los Códigos Penales de algunos estados sí tipifican los crímenes de odio como agravantes de homicidio. Sin embargo, en la gran mayoría de las ocasiones las fiscalías no toman en cuenta factores como la orientación sexual, identidad de género u otras características de las víctimas.
Así, entre la impunidad y la falta de un registro por parte de las autoridades, los crímenes de odio permanecen ocultos entre las cifras de homicidios comunes.
Llenando el vacío
Ante el vacío dejado por las autoridades, organizaciones sociales como Letra S se han dado a la tarea de documentar los crímenes de odio que ocurren en México.
Jair Martínez, integrante de la organización, contó en entrevista para Homosensual la forma en que Letra S lleva el registro de estos delitos. Su fuente primordial son los medios de comunicación locales. Pero también mantienen contacto con otras organizaciones de los estados y, en algunas ocasiones, también con las autoridades locales.
«Nos basamos en ciertos patrones que identificamos en los crímenes contra las personas LGBTQ+. Las notas aluden a la orientación sexual de las víctimas, reportada por testigos o familiares».
Hoy debe alertarnos que México contabilice entre 2013-2018: 473 crímenes de odio contra personas LGBT+ según el informe de @Letraese, la falta de inclusión laboral, la falta de acceso a la salud para las personas LGBT+.
Link al informe de LetraeSe: https://t.co/L6VXF6nmkd— Letra S (@Letraese) August 1, 2019
Saña, la característica
Sobre el tema, Jair comenta que en México, los crímenes de odio se caracterizan por la saña con la que se cometen:
«Un crimen de odio, a diferencia de los homicidios cometidos contra la población en general, se caracteriza por la saña con la que comete. Los cuerpos de las personas LGBTQ+, cuando son asesinadas, sufren violencia. Y las marcas de esta violencia son muy evidentes».
Como ejemplo, cita el caso de mujeres trans mutiladas de los genitales. También menciona el caso de hombres homosexuales que recibieron hasta 30 puñaladas. O parejas de mujeres lesbianas agredidas por varios sujetos. En todos los casos —comenta—, el común denominador es la violencia contra el cuerpo de la víctima.
Impunidad
Por otro lado, Jair comenta que en México sólo 12 entidades tienen tipificados los crímenes de odio como agravante de otros delitos que se cometen en razón de algunas características de la víctima, entre las que se incluye la orientación sexual y la identidad de género. Sin embargo, aclara que esta agravante se aplica en la teoría. Pero en la práctica, lo que impera es la impunidad:
«México presenta un altísimo índice de impunidad de crímenes de odio debido a que muchos de estos nunca son considerados como tales por las fiscalías. No consideran la identidad de género u orientación sexual de las víctimas».
Al final, las legislaciones terminan siendo letra muerta. Tan sólo entre 2013 y 2018, Letra S registró 473 homicidios violentos de personas de la comunidad LGBTQ+. Posteriormente, 2019 se convirtió en año récord en la materia con 117 casos.
En México, la entidad con más crímenes de odio es Veracruz, con 43 casos registrados entre 2013 y 2018, además de otros 28 en 2019. Esto a pesar de que el estado se encuentra entre los 12 que tipifican el delito en su Código Penal.
Por ello, Jair comenta que el primer paso para reducir este tipo de crímenes es identificarlos:
«Si no empezamos a trabajar en identificar los crímenes de odio difícilmente vamos a reducir la impunidad y también la prevalencia de que sigan ocurriendo».
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