Te contamos algunos episodios de la resistencia LGBT+ en la historia del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
Desde su fundación (17 de noviembre de 1983), el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) cobijó múltiples resistencias (entre ellas, la de la población LGBT+) en los semilleros de la tierra fértil de Chiapas. Para las y los zapatistas, el recorrido por las montañas y los recovecos de la naturaleza del sur de México fue ese recordatorio de que todas las luchas son legítimas.
Para el EZLN, la inclusión no es —ni debe ser— un principio periférico. Por más de 30 años la promesa y apuesta ha sido la misma: construir espacios «en los que quepan todos los mundos». La existencia y dignidad se organizan y defienden. La consigna «Nunca Más un México sin nosotros» también estuvo dirigida a quienes, en custodia por el territorio, expresaron que la sexualidad se teje con y a partir de la autonomía.
1. Sexta Declaración de la Selva Lacandona
Revisar la literatura del EZLN es hacer un ejercicio de memoria de la verdad cultural de nuestro continente. Ante las políticas estatales que priorizan las relaciones mercantiles, separatistas e individualistas, la reivindicación de la colectividad fue el potencial disruptivo. Tal y como se leyó en la Sexta Declaratoria de la Selva Lacandona, la convocatoria para hacer de nuestro país una tierra más justa siempre estuvo abierta para quienes son disidentes de la heteronorma:
«Invitamos a los indígenas, obreros, campesinos, estudiantes, amas de casa, colonos, pequeños propietarios, pequeños comerciantes, jubilados, discapacitados, religiosos y religiosas, científicos, artistas, intelectuales, jóvenes, mujeres, homosexuales, lesbianas, niños y niñas».
2. La historia de la Vía Láctea y la resistencia lésbica
La lucha de las zapatistas lesbianas es una de las semillas con más frutos en la historia del EZLN. El grito de las mujeres que aman y combaten cuerpo a cuerpo con otras mujeres retumbó en el encuentro Muchas luchas para vivir, un mismo corazón para luchar, cuando desafiaron al «genocidio de género». MIRA CÓMO ES SER LESBIANA EN EL EZLN.
En medio de una lucha en contra de la militarización, el racismo, la xenofobia y la constante negación epistémica, las zapatistas toman fuerza de la historia de las comandantas Yolanda y Susana. La disrupción del amor y complicidad entre mujeres la trasladan a su producción literaria. La historia de la Vía Láctea potencia su voz para pararse frente a las asistentes del Encuentro Internacional de las Mujeres que Luchan:
«Confieso que me asombra y maravilla ver a una mujer levantarse y ver saltar, rotas en pedazos, las instrucciones de su ensamblaje. Es tan hermosa una mujer de pie, que da escalofríos mirarla».
3. Posdatas del subcomandante Marcos
Las 16 posdatas del subcomandante Marcos marcaron una ruptura sustancial en el uso del lenguaje. Como ejercicios en los que se reflexionó sobre la violencia simbólica hacia las mujeres y la comunidad LGBT+, las y los integrantes del EZLN tuvieron presente que el discurso es susceptible de la intervención contestataria.
El subcomandante Marcos puntualizó en una charla con el sociólogo Yvon Le Bot que:
«Como insiste en la tolerancia e inclusión, se exige que el lenguaje esté acorde con estas nociones. Todo lo que sea excluyente o intolerante es cuestionado muy duramente».
Entre algunas de las postdatas se reconoció que gran parte del movimiento de la diversidad sexual «estuvo mandando ayuda». En esos intercambios de cartas y bienes, las y los integrantes del EZLN supieron que tenían una historia en común con las personas LGBT+:
«Los tratan igual que a nosotros. Tienen que esconderse para ser lo que son. Igual nosotros teníamos que escondernos para ser zapatistas».
4. Todos somos Marcos
Además del hilvanaje de motivos de protesta, uno de los episodios que más se recuerdan con las postdatas es la respuesta «al ego mexicano». El subcomandante Marcos le hizo una broma a una periodista. Le dijo que durante su estancia en San Francisco había trabajado en un restaurante gay.
Cuando la periodista recibió la misiva, informó que «lo habían corrido por ser gay». Esto causó cierto malestar en la sociedad. A la decepción que algunos militantes tuvieron al escuchar que «el líder guerrillero era gay», en una de las postdatas se contestó con el comunicado Todos somos Marcos:
«Marcos es gay en San Francisco, negro en Sudáfrica, asiático en Europa, chicano en San Ysidro, anarquista en España, palestino en Israel, indígena en las calles de San Cristóbal, chavo banda en Neza, rockero en CU, judío en Alemania nazi, feminista en los partidos políticos, comunista en la posguerra fría, preso en Cintalapa, pacifista en Bosnia, mapuche en los Andes, maestro de la CNTE, artista sin galería ni portafolios, ama de casa un sábado por la noche en cualquier colonia de cualquier ciudad de cualquier México, guerrillero en el México de fin del siglo XX, huelguista en la CTM, reportero de nota de relleno en interiores, mujer sola en el Metro a las 10 p. m., jubilado en plantón en el Zócalo, campesino sin tierra, editor marginal, obrero desempleado, médico sin plaza, estudiante inconforme, disidente en el neoliberalismo, escritor sin libros ni lectores. Y es seguro: zapatista en el sureste mexicano».
5. El encuentro de Elías Contreras y la Magdalena
La Magdalena es un personaje recurrente en la narrativa zapatista. Según se ha documentado, es la figura con la que el EZLN expresa su afinidad con el movimiento LGBT+. La Magdalena se remonta a un relato del soldado Elías Contreras, quien era integrante de la Comisión de Investigación del EZLN que viajó a Ciudad de México como parte de una misión.
Mientras Elías caminaba por los andadores de la colonia Guerrero, fue interceptado por la Policía. Antes de que lo subieran a la patrulla, la Magdalena —quien vestía «una falda bien rabona y una blusita»— habló con los uniformados y lo dejaron ir.
Después de librarlo del acecho policial, la Magdalena le dijo que es una mujer trans y, cuando lo invitó a pasar a su cuarto, le contó su historia. Antes de seguir con su camino, Elías Contreras le regaló un ramo de flores y le prometió que «cuando ganaran la guerra» iban a poner un hospital para que ella pudiera tener un cuerpo que sintiera más habitable. El relato de El encuentro de Elías Contreras y la Magdalena se encuentra disponible en el acervo del EZLN y La Jornada (2007). CONOCE LA HISTORIA COMPLETA DE LA MAGDALENA.
6. «Bienvenida, compañeroa»
Orgullosamente trans, Marijose es integrante del Escuadrón 421. En compañía y complicidad con Lupita, Carolina, Ximena, Yuli, Bernal y Felipe recorrió Europa. Al llegar Zúrich (Suiza), Marijose compartió su historia. Contó que creció en una comunidad tojolabal, etnia de lengua maya del centro de Chiapas. CHECA CÓMO EL RELATO DE MARIJOSE CONMOVIÓ A EUROPA.
Desde muy joven se incorporó a actividades comunitarias en pro de la educación y salud. Conforme a lo que relató, al ser parte de la comunidad LGBT+, su integración al EZLN fue la primera vez en la que se sintió en un espacio incluyente y seguro. Gracias a la labor de Pie de Página, se cuenta con la transcripción de sus palabras:
«La lucha no distingue religión, sexo y colores de la piel. Lo único que importa es luchar por la libertad. Me dicen que en la lucha todos merecemos respeto y un espacio donde nos podamos expresar nuestros sentimientos […] No me vieron como un monstruo, no era una extraña, no era una enferma como nos trata el capitalista. Si eres lesbiana, si eres gay, si eres trans, todo abarca en una sola palabra que no te duela. Los compañeros me dicen “compañeroa Marijose”. Me siento halagada, me siento contenta, me siento respetada, protegida, porque esta palabra, ‘compañeroa’, para mí abarca muchas cosas, como que me abraza. Entonces esa palabra es la que manejamos nosotros».
¿Recuerdas algún otro momento LGBT+ en la historia del EZLN? Escríbenos en los comentarios.
Con información de Sexta Declaración de la Selva Lacandona, Proceso, Pie de Página, El sueño zapatista (1997), Mujeres zapatistas y las luchas de género (ITESO, 2017) y La historia de la Vía Láctea