Rudolf Nuréyev (17 de marzo de 1938-6 de enero de 1993) fue un bailarín soviético que vivió con VIH y marcó el rumbo de la danza en el siglo XX.
En 2019, Netflix estrenó un documental dedicado al impacto cultural de Rudolf Nuréyev (Rudolf Xämät ulı Nuriev, Рудо́льф Хаме́тович Нуре́ев), bailarín de ballet que nació en la Unión Soviética y vivió con VIH. Desde su debut (en Ufá como mero aficionado) hasta los últimos años del siglo XX fue catalogado como la promesa de la danza.
En cada una de sus presentaciones no faltaba quien aseguraba que era el heredero de Vaslav Nijinsky, coreógrafo de origen polaco y uno de los bailarines más dotados de la historia del ballet. Rudolf Nuréyev no solo era especial por la altura y velocidad de sus saltos. El público aclamaba la excentricidad de su persona dentro y fuera de los escenarios.
Niño talento que creció en tiempos de guerra
Su llegada al mundo se dio en vísperas del estadillo de la Segunda Guerra Mundial. Nació a bordo de un tren que tenía como destino Irkutsk. Creció bajo el cuidado de una familia en situaciones económicas complicadas. Su madre, Feride Nuréyeva, estaba en constante búsqueda de su padre, Hamit Nuréyev, quien pertenecía al Ejército Rojo.
El conflicto bélico no solo se interpuso en la unión de su familia. También fue una de las causas por las cuales Rudolf Nuréyev vio retrasado su ingreso a las artes. Pese a ello, se le reconoció como un niño prodigio. Inspirado por la belleza y perfección de la danza, optó por hacer del ballet un estilo y una meta de vida. Para entonces tenía 11 años.
En plena Guerra Fría, el joven dejó la escuela. La situación económica y —sobre todo— su gran deseo de convertirse en el mejor bailarín del mundo propiciaron que Rudolf Nuréyev hiciera de esta disciplina una forma de subsistencia. De los 15 a los 17 años encabezó algunas presentaciones callejeras para, posteriormente, financiar sus estudios en la Escuela de Ballet de Leningrado.
Fue dicha institución educativa la que puso en su camino a Aleksandr Pushkin. Tiempo después resultó seleccionado para el Teatro de Ópera y Ballet Kírov.
Rudolf Nuréyev, bailarín superdotado y constante dolor de cabeza de la URSS
Pese a ser uno de los alumnos estrella, Nuréyev no la pasó bien del todo. La normatividad se le hacía excesiva y, en cierta parte, absurda. No tuvo intención alguna de seguir los pasos de sus compañeros. En ningún momento quiso formar parte de Komsomol (Kommunisticheski Soyuz Molodiozhi), organización juvenil del Partido Comunista de la URSS. En lugar de dedicarse a la militancia, se inscribió en clases de inglés privadas.
El hastío por las reglas correspondientes a una política cultural no se quedó en su periodo académico. En cuanto se empezó a hacer de un nombre como bailarín, Rudolf Nuréyev manifestó sus fricciones con el Ministerio de Cultura de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (antes de 1946 Comité Estatal de las Artes, Комитет по делам искусств). La poca concordancia entre la agenda del artista y las oficinas gubernamentales fueron una de las razones por las que decidió retirarse de la danza. CONOCE A HARPER WATTERS, BAILARÍN GAY AFROAMERICANO.
‘Traidor’ de la patria
A la par del declive de la imagen de la URSS, Nuréyev era más que aplaudido en los países de Occidente. La ruptura entre el bailarín y la patria que lo vio nacer fue en 1962. En dicho año tuvo una aparición en un canal de televisión de Estados Unidos. Posteriormente, tuvo algunos shows en Broadway y grabó algunos cortos.
Por más de 6 décadas se ha contado que el también conocido como Cuervo Blanco atravesó por una persecución orquestada por el Comité para la Seguridad del Estado (mejor conocido como KGB). Aunque vivía fuera de su nación (en París, para ser exactos), se le juzgó por el delito de traición.
Más que prestar atención a sus bienes, el juicio se hizo con la finalidad de amedrentar a talentos que quisieran seguir los pasos y saltos de Nuréyev. El castigo no quedó ahí. Se le borró de las enciclopedias de ballet.
Aun así, su talento maravilló y formó parte de las sensibilidades del mundo. En 1990, el productor y corresponsal de guerra Ricardo Rocha tuvo una entrevista con Rudolf Nuréyev. En ella, el artista detalló que sentía orgullo de marcar un antes y un después en la danza moderna. Pese a los intentos de las ahora autoridades rusas, en los años previos a su muerte (1993) exponentes del ballet como Natalia Makarova, Mijaíl Barýshnikov y Aleksandr Godunov se instalaron y continuaron con su formación profesional en países de Occidente.
Vida personal
Rudolf Nuréyev fue un bailarín que vivió con VIH y fue conocido en todo el mundo. Nunca se supo la fecha exacta en la que obtuvo su diagnóstico. Se estima que fue en 1980.
Tampoco dio grandes detalles de su orientación sexual. Lo más detallado que se sabe es su romance con el también bailarín Erik Bruhn. Se conocieron en 1961. Se cuenta que fue Erik quien llegó a la puerta del soviético para decirle que quería trabajar a su lado. Y así lo hicieron. Se les vio en los escenarios y en unas vacaciones en Grecia en 1962. Se dice que fue el amor de la vida de la estrella.
A la fecha se habla de Rudolf Nuréyev como uno de los bailarines gay más disruptivos y que vivió con VIH por poco más de 10 años. Murió por complicaciones asociadas al sida. AQUÍ TE CONTAMOS MÁS SOBRE ISAAC HERNÁNDEZ, CONSIDERADO UNO DE LOS MEJORES BAILARINES DEL MUNDO.
Bajo dicha descripción no es sorpresivo que los sectores ortodoxos de Rusia continúen con acciones para difuminar la relevancia que tuvo el bailarín para la historia de las Bellas Artes. En 2017, el Ministerio de Cultura volvió a ser noticia por manifestar una negativa ante la propuesta de poner en escena una obra que mostraba a un Nuréyev desnudo como fondo. Las autoridades argumentaron que:
«La propaganda de las relaciones sexuales no tradicionales es inaceptable».
¿Ya conocías la historia de Rudolf Nuréyev, bailarín soviético que vivió con VIH y marcó el rumbo de la danza en el siglo XX?
Con información de Danza Ballet, El País y Rocha Informa