En las empresas, algunas políticas de inclusión se han traducido en la implementación de baños neutros, pero es necesario contemplar algunas aristas del tema e ir más allá.
Cada vez es más común encontrar organizaciones que buscan ser empresas para todas las personas, algunas lanzando cursos, otras implementando políticas de inclusión y algunas más hasta cambiando su infraestructura, lo que puede manifestarse en la implementación de baños neutros.
La realidad es que estas acciones no están equivocadas, pero deben estar articuladas de tal forma que todas apunten a una estrategia completa de diversidad e inclusión.
¿Por qué es necesario hablar de políticas de inclusión que realmente impacten?
Al hablar de inclusión de la población LGBT+ veremos los típicos cursos de bases de la diversidad sexual. En ellos se habla de temas básicos como que la identidad de género, la expresión de género y la orientación sexual no están vinculadas o condicionadas unas con otras.
En otros casos veremos algunas empresas que buscan cursos de lenguaje inclusivo. Pero les interesa que no se promueva la ‘e’ porque no están listos para un cambio tan radical. O sea, sí apoyan, pero esperando que el cambio no sea tan rápido.
Y después llegamos con empresas que se van a acciones de infraestructura. Por ejemplo, lanzando ‘el primer baño neutro de la empresa’, acto que es celebrado como una acción concreta de estar en vías de la inclusión.
De igual manera, instituciones educativas hacen gala de estar lanzando este baño neutro en sus instalaciones. Como ejemplo podemos mencionar a la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Y hasta este punto podríamos decir que tanto empresas como instituciones educativas están instrumentalizando acciones en pro de la inclusión como los baños neutros. Pero no siempre es así.
Muchas veces estas acciones segregan más a las personas a las que se busca beneficiar. Basta mencionar que históricamente estas acciones ya se implementaron con otras facciones de la sociedad y en vez de promover su inclusión solo les segregaban más.
¿Por qué una iniciativa como esta puede segregar si no se lleva a cabo bien?
Dando contexto, a mí como mujer trans varias veces me han dicho que deberíamos tener un baño propio para personas trans. Esto con el fin de no incomodar a las personas cisgénero. Pero esas medidas suenan como cuando se nos dice que las mujeres trans no deberíamos participar en deportes con mujeres cisgénero.
El principal argumento es que somos ‘hombres’ aprovechando ventajas físicas en una competencia. Incluso se ha llegado a sugerir que sería mejor tener Olimpiadas o Ligas Deportivas Trans.
Entonces, podemos recordar cuando en los años 20 del siglo pasado, el presidente de la Asociación Atlética Atlántica de Estados Unidos, Robert L. Brokenburr, propuso crear una competición deportiva internacional para atletas afrodescendientes. Esto buscaba ser una solución a los problemas de discriminación y exclusión que enfrentaban en competencias como los Juegos Olímpicos.
Y entonces nos podría venir a la mente la pregunta: «¿Hacerles a las personas racializadas su propia competencia de verdad les incluye o solo les segrega más?».
Incluso en este sentido podemos mencionar otro caso de discriminación soft disfrazada de inclusión: cuando en las empresas e instituciones se empezaron a promover los baños para personas afrodescendientes. CONOCE QUÉ ES LA DISCRIMINACIÓN SOFT.
De la misma forma podemos ver la película Hidden Figures, donde una mujer investigadora de la NASA tuvo que enfrentar no poder usar los baños ‘normales’. Esta discriminación estaba sustentada porque en la NASA los trabajos matemáticos estaban reservados para hombres blancos y los baños para el resto de las personas estaban en otras instalaciones.
¿Tener baños neutros de verdad trae beneficios y promueve la inclusión de las personas LGBT+ en las empresas?
La respuesta inmediata es no, porque de la forma en que muchas veces se aplica no es un instrumento de inclusión, sino un mecanismo de separación para las personas que no somos ‘convencionales’. Incluso pueden ser vistos como ‘los baños para los raros’. Y no creo que en todas las connotaciones este apartado sea algo muy positivo.
Por ejemplo: si yo trabajo en el piso 5, pero el baño neutro está en el piso 1, entonces yo, persona trans, sí tengo derecho a ir al baño, pero no en las mismas condiciones que mis compañeros cis. Porque ‘las personas normales’ pueden disponer de ese recurso en el piso en el que se encuentran.
Sin embargo, yo tengo que utilizar el que está lejos. Entonces, una vez más veríamos que los baños neutros por sí solos no son una medida que promueva la inclusión en las empresas. Pueden volverse un instrumento de discriminación soft en lugar de algo positivo.
¿Qué alternativas hay hablando de baños neutros en las instituciones y empresas?
Llegando a este punto, las alternativas son tener acceso libre a todos los baños, sean hombres, mujeres, personas trans, no binarias y demás. El modelo está probado.
En casa, por ejemplo, la mayoría tiene baños neutros, no es como que papá solo use el del tercer piso y mamá el de la estancia. Incluso en bares, antros y algunas cafeterías se empiezan a ver con más frecuencia baños neutros para todos, en donde puede entrar cualquier persona.
Esta premisa se sustenta en que los baños son lugares para ir a hacer una necesidad básica. Y debería darnos lo mismo si la persona al lado es hombre, mujer, o si orina parada o sentada.
El reto aquí es la propia gente que utiliza los baños. El principal argumento es que las mujeres podemos sufrir ataques sexuales o acoso por parte de los hombres. Este argumento se intensifica con la transfobia, pues se dice que «las mujeres trans son hombres que quieren agredir sexualmente a otras mujeres y por eso entran a esos baños». Esto es una total mentira basada en prejuicios y desinformación.
En muchos países ya hay baños de género neutro. / Foto: Verne
¿Qué retos se pueden esperar para lograr una correcta implementación?
La base de toda esta estrategia es la información y la capacitación. La única forma de poder hacer frente a estas dificultades es que la información sea cada vez más accesible para todos.
Si hoy nos preocupa que en las empresas todos los baños sean neutros por los posibles ataques de hombres hacia las mujeres, lamento decirte que el problema tal vez no está en los baños, sino en los hombres a los que estamos contratando.
Por otro lado, se vuelve prioritario capacitar a nuestros equipos para el entendimiento de que una persona trans o no binaria entra al baño a eso, a hacer del baño. Y, en ese sentido, es importante promover el respeto de las identidades de las personas.
Lamentablemente, es bastante común que a las personas trans y no binarias nos terminen sacando de los baños porque no encajamos en la heteronorma.
Aún falta derribar muchos prejuicios en cuanto a los baños neutros
Otro reto que podremos encontrar es los prejuicios de las personas en nuestras empresas o instituciones educativas. Esta situación es entendible porque muchas personas (incluso de la comunidad diversa) jamás han interactuado con una persona trans.
Y en este punto se vuelve medular que nos conozcan, que vean que somos personas como ellas, solo con identidades de género o expresiones de género distintas. MIRA ESTOS TIPS PARA CAPACITAR EN DIVERSIDAD E INCLUSIÓN.
¿Piensas que conviene más capacitar e informar a los empleados de las empresas antes de lanzar baños neutros como medidas de inclusión? Te leo en los comentarios.
Con información de BBC, Washington Post, El Diario y El Financiero
