Países sumamente religiosos como México, España, Chile e Italia en su momento se escandalizaron por historias de monjas lesbianas.
La llegada de la película Benedetta a las salas de cine comerciales ha causado revuelo debido a que la cinta cuenta la vida de un par de monjas lesbianas, pero lejos de escandalizar, esta historia debería ser tomada con toda naturalidad, pues a lo largo de la historia existen varios registros de religiosas reales que pertenecieron a las disidencias sexuales.
De hecho, algunas se convirtieron en grandes escritoras. Otras revolucionaron la educación pública. E incluso hubo quienes lucharon contra dictaduras. Estas son sus historias. CONOCE REBEL HEARTS, EL DOCUMENTAL SOBRE LAS MONJAS QUE SE REVELARON ANTE LAS IMPOSICIONES DE LA IGLESIA.
Benedetta Carlini
Para empezar este recuento de mojas lesbianas está el caso de la mismísima Benedetta Carlini, quien inspiró la película de Paul Verhoeven. Carlini vivió en el siglo XVII en la Toscana, en Italia. En 1989, la escritora Judith C. Brown descubrió archivos históricos del juicio que la Iglesia realizó en contra de Carlini y escribió un libro basado en los mismos. De acuerdo con el libro Afectos vergonzosos: sor Benedetta, entre santa y lesbiana, Carlini era considerada casi milagrosa hasta que se enamoró de Bartolomea, una joven que llegó a su convento. CONOCE OTRAS PELÍCULAS LÉSBICAS QUE RELATAN LA VIDA REAL.

Sor Juana Inés de la Cruz
Sin duda, la más famosa de todas las monjas lesbianas es sor Juana Inés de la Cruz. La historia de cómo Juana Inés de Asbaje se convirtió en monja para estudiar y poder escribir es por todos conocida. Sin embargo, también existen versiones sobre relaciones románticas que sor Juana habría tenido con la virreina María Luisa Manrique de Lara. De acuerdo con registros históricos, existen más de 50 poemas románticos dedicados por sor Juana a la virreina, a quien llamaba Lisi cariñosamente. CONOCE LOS DETALLES DE LA RELACIÓN ENTRE SOR JUANA Y LA VIRREINA.

Catalina de Erauso, una de las monjas lesbianas de la historia
Tal vez la más fascinante de todas las historias sobre monjas lesbianas reales es la de Catalina de Erauso. Mejor conocida como la Monja Alférez, Catalina nació en España a finales del siglo XIV. Desde los 4 años vivió recluida en un convento del cual escapó a los 15 años. Para no ser reconocida, se disfrazó de hombre y se embarcó hacia Perú. Catalina era lesbiana y tuvo varios trabajos en los que, haciéndose pasar por hombre, se involucró con las mujeres de sus empleadores.
Para escapar de los problemas causados por sus amoríos, se enlistó en el ejército que combatía a los mapuches en Chile. Allí alcanzó el grado de alférez. Sin embargo, también gustaba de jugar a los naipes y asesinó a varios hombres en riñas de juego. Por lo anterior, fue sentenciada a muerte, pero huyó hacia Argentina y Bolivia antes de regresar a Perú, donde finalmente la apresaron. Antes de ser ejecutada pidió entrevistarse con Agustín de Carbajal, obispo de Lima, a quien contó toda su historia. Conmovido, el obispo le perdonó la vida, pero la sentenció a vivir en el Convento de las Clarisas de Huamanga.

Sandra Pavez
Pero los relatos de monjas lesbianas no son solo de la historia antigua. En épocas recientes también existen casos similares. Uno de ellos es el de Sandra Pavez. Se trata de una exmonja chilena que desde 1985 se dedicó a la docencia en un colegio religioso. En 2007, Sandra salió del clóset como lesbiana. Por loa anterior, el obispo de San Bernardo, Juan Ignacio González Errázuriz, ordenó revocarle su certificado de idoneidad como maestra. En Chile, la Constitución de la dictadura de Augusto Pinochet, todavía vigente, permite a la Iglesia determinar quiénes sí y quiénes no pueden enseñar religión en las escuelas. Por ello, Pavez no pudo volver a dar clases. Actualmente, la profesora busca justicia y reparación del daño al llevar su caso ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Bridget Coll
Al igual que Sandra Pavez, otra de las monjas lesbianas en la historia de Chile es Bridget Coll. Aunque nació en Irlanda en 1934, Coll vivió algunos de los momentos más importantes de su vida en Chile. Primero, a los 15 años, decidió convertirse en monja y se unió a una congregación en Inglaterra. Luego, se trasladó a Estados Unidos, donde se opuso a las políticas de la Iglesia sobre el control de natalidad. Allí conoció a Chris Morrissey, otra monja de quien se enamoró. Ambas se trasladaron a una misión religiosa en Chile. Sin embargo, terminaron uniéndose a la resistencia en contra de la dictadura de Augusto Pinochet. Finalmente, en 1989 Bridget y Chris renunciaron a su congregación y se trasladaron a Canadá, donde vivieron el resto de su vida como pareja.

Aunque parecen de película, todas estas historias de monjas lesbianas son reales.
Con información de National Geographic y BBC