jueves, marzo 28, 2024

Cotita de la Encarnación: “pecado nefando” en la Nueva España

Dos siglos antes del baile de los 41, hubo otro escándalo en Nueva España: el caso de Cotita, sentenciada por cometer ‘pecado nefando’.

En la Nueva España hubo un proceso judicial que causó gran escándalo. Se trata del caso de Cotita de la Encarnación, un mulato afeminado que en 1657 fue condenado a la hoguera, junto a otros trece hombres, por cometer el ‘pecado nefando’.

Pecado nefando

El término pecado nefando era como se le conocía a la homosexualidad en la época colonial. Esto nos dice mucho de cómo se percibía en ese entonces a las orientaciones y prácticas no heterosexuales.

Según el diccionario, lo nefando es una cosa de la «que causa repugnancia y horror hablar de ella». El pecado nefando, por tanto, era tan vergonzoso que era innombrable, era el peor de todos los pecados relacionados con la lujuria: la sodomía.

De acuerdo con estudios recientes, se sabe que la homosexualidad permeaba en la sociedad novohispana sin importar castas, ocupaciones y creencias. Sin embargo, esta era perseguida debido a las muchas prohibiciones morales que existían gracias al poder de la Iglesia Católica.

Ésta institución era la encargada de controlar, entre otras cosas, el deseo sexual de los habitantes de la Nueva España. A través del tribunal de la Santa Inquisición, la iglesia juzgaba y sancionaba a quienes descubría que tenían relaciones sexo-afectivas con personas de su mismo sexo. El castigo en muchos de estos casos era ser quemado en la hoguera.

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El caso de Cotita de la Encarnación

Entre 1657 y 1658 se llevó a cabo el proceso más grande de impartición de justicia por el pecado nefando en el México colonial. Su protagonista fue un hombre de 40 años llamado Juan Galindo de la Vega, a quien le gustaba que le llamaran Cotita de la Encarnación. Cotita –cuyo apodo era sinónimo de ‘mariquita’– era un mulato afeminado al que le gustaba vestirse de mujer y trabajaba como lavandero.

Pero su delito no fue hacer labores considerados de mujer o lucir pañuelos en la cabeza y vestir con un jubón blanco adornado con listones coloridos en las mangas. Su problema fue que una lavandera mestiza, llamada Juana de Herrera, lo descubrió cometiendo el pecado nefando por el rumbo de San Lázaro.

Juan de la Vega Galeano, «Cotita de la Encarnación». / Foto: Crónica Mx

Según la historiadora Úrsula Camba, un niño le dijo a Juana que «hay dos hombres que están cabalgando, como si estuvieran a caballo». La lavandera corrió a verlos y posteriormente interpuso una denuncia ante el Alcalde del Crimen, Don Juan Manuel de Sotomayor.

Cotita fue apresada junto con otros cuatro hombres, los cuales «estaban desnudos todos juntos», según el acta. Así comenzó un largo proceso contra una comunidad de homosexuales del barrio de San Pablo, muy cerca del Centro Histórico.

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No solo era Cotita

Se supo entonces que Cotita era visitada continuamente por jóvenes a los que les decía «mi vida», «mi alma» o «mi corazón». Además, se descubrió que pertenecía a una red de complicidades donde participaban sodomitas españoles, indígenas, mestizos, mulatos y negros. Es decir, había de todas las castas.

Los nombres de algunos de los involucrados fueron, además de Cotita, Joseph Durán, Gerónimo Calbo, Juan Correa, Benito Cuebas y Simón de Cháves. Ellos confesaron que se reunían en sus casas a beber chocolate y se hacían llamar entre ellos por los nombres que usaban las prostitutas de la época.

Además, en sus reuniones bailaban danzas consideradas prohibidas por su alto contenido de lascivia. Algo así como el antecedente colonial del ‘perreo’.

El escándalo que suscitó esta detención fue tan grande que llegó a oídos del virrey, quien no daba crédito a la cantidad de gente que salía implicada. Al final fueron apresados más de cien varones, aunque no todos sufrieron el mismo castigo.

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Condena a la hoguera

Quince de los involucrados fueron sentenciados a morir en la hoguera, aunque uno de ellos fue perdonado a última hora por ser menor de edad a cambio de 200 azotes. Entre los que sí fueron quemados estaba Cotita de la Encarnación y otros indígenas, mestizos, negros y mulatos. Solo criollos y españoles no fueron llevados a la hoguera, salvándose de ese terrible castigo probablemente gracias a sus influencias.

Sodomía en la Nueva España. / Foto: Hombre Aproximativo

En la serie documental La Historia de la Sexualidad en México, la historiadora Úrsula Camba comenta que los quemaron en el quemadero de la justicia civil.

«Hay dos quemaderos: el de la Inquisición, que está en una esquina de la Alameda y el quemadero de la justicia civil, que está en San Lázaro. Y ahí los queman».

La noticia fue tan escandalosa que la gente bajó de los pueblos cercanos y participó con burlas e insultos a los sentenciados cuando eran conducidos al quemadero. La quema en la hoguera se convirtió en un ‘espectáculo popular’ que duró toda una noche, hasta que las cenizas de Cotita y sus compañeros se dispersaron en el viento.

El proceso judicial de Cotita de la Encarnación es, desgraciadamente, muy poco conocido por gran parte de la comunidad LGBT+ mexicana. Sin embargo, en años recientes ha sido rescatada por historiadores, como Camba, Serge Gruzinski y Federico Garza, así como otros escritores. Tal es el caso de Luis Felipe Fabre, quien publicó en 2010 el libro de poesía Sodomía en la Nueva España, que fue adaptado al teatro en 2014. Del libro de Fabre compartimos el siguiente fragmento:

«Salen
Juan de la Vega,
Miguel Gerónimo, Miguel de Urbina,
Juan Correa, Juan Martín, Juan de Ycita, Benito Cuebas,
Gerónimo Calbo, Joseph Durán, Simón de Cháves,
Nicolás de Pisa, Christobal de Victoria,
Domingo de la Cruz, Matheo Gaspar
y Lucas Matheo, el menor,
y dicen:
“¡Ay de nosotras!”».

Esperamos que este rescate histórico tenga pronto mayores alcances, como ha sucedido con el caso del baile de los 41 maricones.

Es importante conservar viva la memoria de personajes históricos como Cotita de la Encarnación, quien fue víctima de lo que hoy podríamos llamar crimen de odio por homofobia.

Con información de Proceso, Letras Libres, Crónica Mx y Obituario LGBTTTI

Helder Ariel
Helder Ariel
Flor de desierto en el ombligo de la luna. Historiador interesado en el arte y la cultura LGBTQ+.

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